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Sedena y Marina para todo

OPINIÓN

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Los últimos meses han visto una recarga de nuevas funciones para las secretarías de la Defensa Nacional y Marina. De por sí, presionados por la necesidad de no sólo "hacerla" de policías federales, estatales y hasta municipales, también de enfermeros, bomberos y agentes de migración, ahora les ponen al frente de la supervisión de puertos y aduanas del país.

Recordemos que en 2016 inició un proceso para establecer a la Semar como Autoridad Marítima en los puertos mexicanos, pero el decreto de julio de 2020 va más allá para incluir a las aduanas terrestres, marinas, aéreas, e interiores. Hasta el momento, es aparente que, si bien la Semar jugará un papel preponderante en la administración de los puertos, sólo llevará una función de acompañamiento en las aduanas, en donde la SHCP continuará llevando la batuta. Algo similar sucederá con la Sedena en los puertos interiores y fronterizos. Esto limita y protege al personal que bajo ningún motivo deben de ser puestos en una posición de recaudar ingresos –por su protección–.

Coincido en que este proceso de "necesaria militarización" de la administración pública "obedece a que se ha abandonado al Estado Civil Mexicano", como apuntó el Dr. Raúl Benítez (UNAM-CASEDE) en el Seminario sobre Violencia y Paz organizado por El Colegio de México, el 4 de agosto. Las instituciones civiles en México sufren de problemas crónicos de corrupción e ineficacia, lo que ha llevado a que –en la actual administración, así como en las dos anteriores– se utilice a Sedena y Semar como comodines para remediar esta debilidad.    

Con una carga administrativa amplia, ambas secretarías cuentan con un cuerpo burocrático grueso, disciplinado y, sobre todo, acostumbrado a ejecutar órdenes. No es que los militares sean incorruptibles, es que las reformas que se implementaron dieron como resultado instituciones sólidas y profesionales. La carrera tradicional de un militar mexicano está trazada de principio a fin: según su talento, estudios y acciones podrá acceder a escalafones superiores, y si bien tendrá algunas comisiones inesperadas y otros sinsabores, tendrá una estabilidad administrativa-laboral inigualable. En contraposición, la fragilidad en la carrera de un servidor público civil, particularmente uno "de confianza", hace que muchos rincones de las secretarías de Estado sean usadas como minas de oro por grupos que operan dentro de administraciones en turno bajo el lema "No te pido que me des, sólo pónme donde hay".

La "militarización" de la administración pública incluye pros y contras. Los pros en su mayoría son de corto plazo y temporales; los contras: 1) diluye más la capacidad militar en el país y 2) expone a las Fuerzas Armadas a la corrupción

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Estas medidas necesarias deben de ser temporales, aunque en algunos casos "temporal" será de 10 a 15 años. Por lo tanto, se les debe de acompañar con esfuerzos paralelos para crear un servicio civil de carrera en la AP, fortalecer los mecanismos de control para la contratación y promoción de personal, limitar los puestos de confianza, incrementar y actualizar la capacidad de los órganos internos de control, así como continuar fortaleciendo y actualizando el sistema nacional anticorrupción de la Secretaría de la Función Pública.   

POR IÑIGO GUEVARA MOYANO 
*CONSULTOR DE LA COMPAÑÍA JANE'S EN WASHINGTON, DC
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