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Trump y el aplazar elecciones

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, frente a las elecciones de noviembre ha recurrido a ponderar la idea de que los comicios se recorran hasta el 2021

OPINIÓN

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Cuando los números pintan mal y se insiste en mantenerse en el poder, se conciben muchas tretas. Así, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, frente a las elecciones de noviembre (de las que puede resultar reelecto o irse de vuelta a su casa), ha recurrido a ponderar la idea de que los comicios se recorran hasta el 2021.

Para ello, el mandatario de aquel país no ha dejado de cuestionar la emisión del voto por correo, además de anunciar que con seguridad habrá fraude y que al mismo tiempo, debido al Covid, serán las elecciones menos concurridas de la historia estadounidense. Se sabe que, si se olisquea una derrota, lo mejor es de antemano culpar a otros y a las circunstancias de esta.

Entonces, no causa sorpresa; de hecho, es sintomático de una época donde muchos son los líderes que consideran que el Estado de Derecho existe solo para ser vulnerado. Así, atestiguamos continuamente cómo la ley se tergiversa para ponerla a las órdenes del sátrapa en turno. Pareciera que la consigna de los tiempos modernos es: si no te gusta la norma, modifícala. Y si no te puedes perpetuar en el poder de forma democrática, quédate de otra.

Ejemplos sobran en el mundo. Desde Rusia, donde Vladimir Putin ha modificado la Constitución diversas ocasiones para sostenerse al mando del país, pasando por algunos países de Europa del Este (Hungría con Víctor Orban o Turquía con Recep Tayyid Erdogan), hasta Nicolás Maduro en Venezuela y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina. Seguramente Jair Bolsonaro pronto propondrá lo mismo en Brasil.

En México, en respuesta a tanta especulación y presión por parte de la oposición y de diversos críticos de su régimen, Andrés Manuel López Obrador firmó una carta donde asegura que no intentará reelegirse. Graciosamente dicho documento no aparece ahora por ningún lado, si bien esa ya es otra historia...

Aunque su presidencia no está en juego en el 21, el ataque sistemático al INE orquestado por miembros de la 4T y del propio mandatario apunta a que cabe la posibilidad de que los números para Morena en la Cámara de Diputados sufran un descalabro el próximo año al no tenerlo a él en la boleta. Se dirá que en el 2022 se celebrará un ejercicio de ratificación/revocación de mandato, lo cual muestra la actitud democrática de López Obrador. Pero lo cierto es que esa figura y su nulo sustento normativo en caso de que resulte la revocación, deja muchas más dudas que certezas.

Pero volvamos a nuestro vecino país del norte. La actitud asumida ahora por Trump es claramente el reflejo de su descenso en las encuestas, incluidas las divulgadas por su amada cadena de TV, Fox News. Su posicionamiento es tan ridículo como bipolar. Basta el jueves como botón de muestra: en la mañana se dedicó a tuitear que en agosto habrán terminado de levantar 482 kilómetros del nuevo muro en la frontera con México y, obvio, que con esto se había disminuido el flujo de inmigrantes hacia los EEUU. Sabemos que si acaso ha habido avances en ese frente han sido solo reparaciones a la malla previamente existente. Eso sí, por la tarde, Trump recibió a los padres de Vanessa Guillén, hispana que formaba parte del ejército americano y que fue asesinada en circunstancias extrañas en una base militar en Texas. Los padres de la difunta son migrantes…

En Estados Unidos nunca se han suspendido o modificado las jornadas comiciales, ni siquiera durante la guerra civil de 1864 (gobernaba Abraham Lincoln y ganó la reelección). Es más, el presidente no tiene las facultades para realizar cambios a las elecciones o solicitarlos... Pero, por lo pronto, Trump ya ha sembrado la inquietud. Esto es, independientemente de que él sepa que no podría hacer eso o de que intentara cambiar la ley en la materia, “instala” en una buena parte del electorado una duda “razonable”. ¿Serán limpias las elecciones?, ¿habrá fraude?

No importa lo ridículo que resulte la petición de Donald Trump o lo imposibilitado que se encuentra la ley, en este mundo donde la tentación de apropiarse del poder cobra fuerza y adeptos, su irrisoria propuesta se torna en una afrenta infernal. La democracia es minada en el país que se jactaba de ser defensor de la misma.

Ojalá las instituciones centenarias y una división de poderes, que en esas latitudes aún es real, logren frenar de golpe la grotesca amenaza naranja —creo, nunca mejor dicho.

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POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM 

@MALOGUZMANVERO

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