El pasado primero de julio, a dos años de la elección, el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un mensaje a la nación donde puntualizó acciones y logros de la presente administración en diversas materias, entre ellas, la infraestructura; si bien se puede o no estar de acuerdo, ante una pandemia internacional causada por el SARS-CoV2 (COVID-19) y una inminente desaceleración económica, resulta imperante cuestionarnos:
¿Qué áreas de oportunidad debemos explorar e impulsar para alentar una rápida recuperación económica? Sin duda, la Infraestructura y sus aristas, la inversión y el sector construcción…
En este sentido, el Presidente comentó que se han rehabilitado 52 mil kilómetros (km) de carreteras y modernizado 300 km; se realiza el Corredor Istmo de Tehuantepec; se están construyendo 944 kilómetros de vías férreas para el Tren Maya; se lleva a cabo el Aeropuerto de Santa Lucía y la Refinería de Dos Bocas; se concluyó el Tren Urbano de Guadalajara; así como dos presas para riego e inundaciones y 32 hospitales, entre otros.
No obstante, al trabajo que se ha dedicado a obras de gran envergadura, desafortunadamente, el indicador que mide el desempeño del sector de la construcción, la inversión bruta de capital fijo, ha presentado una caída consistente desde el año pasado; esto es, a la fecha, la economía no ha internalizado impacto alguno por su desarrollo e implementación.
Es un hecho que el periodo inicial de todas las administraciones siempre presenta retos y, más aún, ante una pandemia con graves consecuencias tanto a nivel internacional como nacional; por lo tanto, debiera existir una estrategia de acción integral.
1. El Presidente anunció una medida de apoyo sin precedentes por 650 mil millones de pesos como transferencia directa a las familias más necesitadas de nuestro país por medio de los diferentes programas sociales; en el corto plazo, sin duda, es un aliciente, pero sólo para un sector de la economía y por un tiempo determinado.
2. Dicho apoyo debe complementarse con incentivos que detonen sectores que promuevan el desarrollo de la base productiva, como el de la construcción, siendo que éste genera beneficios de corto, mediano y largo plazo.
Me parece que el gobierno federal tiene las herramientas físicas, intelectuales, normativas e institucionales para impulsar la recuperación económica; considero necesario evaluar y fortalecer nuevamente las sinergias con el sector privado, así como retomar modelos de contratación que han resultado exitosos y replicarlos.
•Un ejemplo de éstos y que permitió, en gran medida, la rehabilitación de las carreteras que mencionó en su mensaje, son los 10 contratos de alianzas público-privadas para la conservación de carreteras federales.
Los esquemas público-privados han demostrado ser grandes soluciones para el desarrollo de la infraestructura pública; evidentemente, ha habido abusos en su uso, por lo que resulta obligatorio reforzar criterios de revisión de los proyectos y garantizar la asignación de riesgos entre ambos sectores.
En estos meses se conformará el paquete fiscal 2021 y el escenario se vislumbra complejo; sin embargo, en septiembre próximo, se podría presentar un proyecto de presupuesto federal que destine recursos a los programas sociales, sin embargo que también aproveche presentar los planes de infraestructura bajo un esquema Público-Privado. Al día de hoy, no existen nuevos proyectos con dicho esquema.
Este año es atípico y muchas de las grandes economías sufrirán los estragos de la pandemia; pero, en el caso de México, debemos ser resilientes y aprovechar el momento para impulsar políticas complementarias que refuercen el apoyo a los más necesitados y que generen las fuentes de empleo que tanto hacen falta.
POR ÚRSULA CARREÑO COLORADO
SOCIA FUNDADORA DE DUOMO, BRUNELL S.C.
@URSUCARRENO
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