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¿Nueva normalidad?

El cobijo macabro del COVID-19 permite que los directivos del futbol mexicano hagan y deshagan a su antojo

OPINIÓN

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Me niego, me rehúso por completo a llamarle al presente y al futuro inmediatos “nueva normalidad”, término que en resumidas cuentas alude a la situación actual que vivimos y que significa que “nos llevó el carajo”. 

La normalidad murió. El mundo, como lo conocíamos, mudó de piel. Vivimos en un planeta nuevo que recién balbucea. En todo caso, debemos enfrentar una nueva realidad.

La vida pública del país ha sufrido un cambio descomunal, tanto en lo social como en lo político. Y siendo el futbol un espectáculo de masas, que funciona gracias al pueblo, los estragos en lo deportivo afloraron desde casi recién iniciada la pandemia, misma que sirvió para que los directivos sin escrúpulos de siempre hicieran y deshicieran en lo oscurito, desde la abolición del ascenso y el descenso, hasta la vulgar desaparición de plazas tan emblemáticas en nuestro balompié, como Morelia, todo bajo el cobijo macabro del COVID-19. 

Ayer por la noche apareció, sin gente, como en todos los estadios (única medida sensata de la Liga y la Federación, y a recomendación de la Secretaría de Salud), un equipo sin raigambre ni abolengo, sin los lauros que se deben tener para encarar un torneo de Primera División. Me refiero al Mazatlán. 

Al dueño de TV Azteca le pareció fácil transmutar la franquicia de Morelia a Sinaloa y listo. Ya está. Total, los directivos del futbol somos intocables, y al menos en nuestro otrora cuerno de la abundancia, sólo nuestros chicharrones truenan. Y háganle como quieran.

Después, la mala planeación de una liga que reinició actividades en pleno pico de la pandemia. Aquí ya no sabemos si estamos en semáforo rojo, verde, anaranjado, morado o plateado. Ni el subsecretario de Salud lo sabe. El Presidente, menos. Andamos al garete, pues. Lo cierto es que ya rebasamos las 44 mil muertes. Y como el futbol es reflejo de la sociedad, apenas inició el torneo y ya hubo que reagendar partidos, porque los casos de infección han ido en aumento entre los futbolistas. Así, los encuentros del benjamín Mazatlán y el Juárez no se jugaron cuando estaban programados. 

Hay técnicos, como Miguel Herrera, a quienes el uso del indispensable cubrebocas le viene guango, al igual que al irascible Ricardo Ferretti. Se entiende que a los directivos les urgía reactivar la liga. Nadie se pelea con su dinero. Pero lamentablemente México es un país que no ofrece garantías (pobreza, corrupción, falta de educación en todos los niveles, ignorancia e incluso soberbia de sus más altos dirigentes) para que dentro de sus fronteras se realicen espectáculos públicos. 

Seguimos sin entender que la pandemia alcanza día con día niveles insospechados. Pero como a la “borregada” la echaron a destiempo a la calle, entonces hay carta abierta para que los dueños del balón hagan lo que les venga en gana. 

La vuelta de la gente a los estadios tendrá que esperar mucho tiempo, cuando menos hasta el año que viene, pero la televisión, que es la que manda, ordenó que esto se reactivara cuanto antes. Resultado: el inicio lúgubre de un torneo insustancial.

No todo es tragedia, desde luego. Pasando a lo estrictamente deportivo, la fecha uno del torneo Guard1anes del futbol mexicano arrojó algunos pasajes de interés. León, Cruz Azul, América y Tigres confirmaron que saben mucho con la pelota y que dentro de sus planteles hay talento de sobra como para irlos marcando favoritos. No es descabellado imaginarlos en semifinales, a falta de ver al Monterrey, que jugó anoche y del que todavía no se puede decir mucho en esta columna, pues cuando disputó su partido, este texto ya estaba en el horno. 

El Guadalajara tiene hechuras. No hay que descartarlo. Los demás, incluido Santos, a dispersarse en la medianía. Con muchos jóvenes, los Pumas habrán de intentar la gesta. No hay que perder de vista el talento de algunos canteranos como Carlos Gutiérrez y Jerónimo Rodríguez, entre otros. Lamentablemente, la salida de Míchel de la dirección técnica del cuadro felino, antes del inicio del torneo, deja a los unamitas flotando en una nube de orfandad. [nota_relacionada id=1166743]

POR JORGE MURRIETA

@JORATLA

JORATLA@GMAIL.COM

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