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Los mismos de siempre

OPINIÓN

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Son demoledoras las conclusiones del estudio “Mortalidad por COVID-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico”: la mayoría de las muertes por COVID-19 fueron personas sin empleo formal, sin estudios y sin servicio médico.

Una de cada 3 personas fallecidas no estaba ocupada ni remunerada, o era amas de casa; es decir, no tenía trabajo o no era derechohabiente a la salud y seguridad social. 71 por ciento no cursó más allá de la primaria.

  El estudio, realizado por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, reconoce ser “meramente descriptivo de un fenómeno que empezamos a conocer y que no ha concluido”. El semáforo por colonia permite intuir la tendencia: las cuatro alcaldías de la Ciudad de México con más casos activos son también la que tienen los más bajos índices de desarrollo social.

Son las víctimas de siempre.

Las víctimas del neoliberalismo, del saqueo de las riquezas nacionales, del abandono de las instituciones y las empresas productivas para quebrarlas y rematarlas.

Víctimas de esa premisa maldita: origen es destino. El lugar en el que naces determina tu educación, tu acceso a la salud, tu alimentación, la disponibilidad de servicios y tus oportunidades. Si naces pobre mueres pobre. No importa cuánto lo intentes, el sistema está hecho para perpetuar ese modelo de explotación.

Para justificarlo, nos han impuesto mitos, como el de la meritocracia. Nos hacen creer que son los hábitos, la cultura o la mentalidad –todas acciones individuales–, las que determinan nuestra condición socioeconómica.

Insisten que la riqueza es producto del esfuerzo y dedicación, pero solo para legitimar la pobreza de la mayoría. Su falsa premisa es que cada quien recibe lo que merece; es decir, mereces ser pobre, no te quejes. Se basa en la culpa, eres pobre porque quieres, porque no le hechas ganas.

  Es un pensamiento simplista que postula que saldrás adelante si tienes buenos hábitos, si inviertes en lugar de gastar, si piensas como ganador, y demás patrañas.

Pero lo cierto es que en este país, 14 de los 17 multimillonarios mexicanos heredaron sus fortunas.

Todos hacen sus negocios en mercados poco competitivos, oligopólicos o monopólicos.

La mitad se benefició de privatizaciones o concesiones.

No pagan impuestos, ni por sus fortunas heredadas ni por la nueva riqueza que generan; privilegios fiscales que van de la evasión a la condonación.

Han tenido todas las reglas a su favor y la venia del Ejecutivo en turno para acomodar lo que haga falta; faltaba más, si para eso se le pagó la campaña. [nota_relacionada id= 1155182]

Nadie en su sano juicio puede creer que su esfuerzo y dedicación es el origen de su bonanza. Defenderlo, es todavía más absurdo. Da sustento a un modelo que solo beneficia a las élites, cuando los recursos nacionales son de todas y todos.

POR CIRCE CAMACHO BAUTISTA
COORDINADORA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO DEL TRABAJO, EN LA I LEGISLATURA DEL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
TW: @CamachoCirce
FB: /CamachoCirce


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