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Administrar verdades y mentir a secas

OPINIÓN

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El profesor Jonathan Molinet comenta esta semana en https://www.datamos.com.mx, que administrar las verdades de hecho, o mentir a secas, son recursos del gobierno más bien antiguos. Tiene razón. Las declaraciones imprecisas, las medias verdades o la franca mentira han sido utilizadas por muchos gobiernos como una estrategia para conducir políticas, justificar errores, buscar el voto ciudadano y mantener el alcance de su poder. El éxito del gobernante consiste en mantener la credibilidad de sus públicos, al intentar sortear los inevitables conflictos e imponderables que todo gobierno debe enfrentar.

El gobierno de López Obrador no es la excepción, por más que su discurso insista en los números sobre el COVID19 o en los avances en la transformación. La realidad es que el reiterado “vamos bien” no convence. Más bien creemos que, como reitera la OMS,lo peor de la pandemia está por venir, o que el FMI tiene razón al anunciar la fuerte caída de la economía en este año, y que el atentado contra el Secretario de Seguridad de la CDMX hace evidente el poder de la delincuencia organizada.

A pesar de los signos negativos, la estrategia gubernamental no tiende a cambiar. Con la administración de la verdad, mezclada con una dosis de medias verdades y aderezadas con imprecisiones y mentiras, se insistirá en que “vamos bien”. No importan las acusaciones de falta de veracidad en la Secretaría de la Función Pública o que alguien cercano al gobierno declare que “Los sicarios del narco son la contracara del sicariato mediático” o persistan los temores a los rebrotes de la pandemia, cuando la autoridad llama a salir a la calle. En términos de la herramienta comunicacional del gobierno, todo está bien y quien no lo crea es un conservador, corrupto, que solo clama por sus privilegios.

Mientras tanto, la realidad se impone sin que se pueda hacer mucho para evitarlo: la Corte concedió la suspensión a la estrategia de CFE contra la generación de energías limpias; los números indican repunte de contagios del COVID19 en algunas ciudades que iniciaron el regreso a la normalidad; y por más que se quiera justificar, el viaje del presidente para visitar a Donald Trump en plena campaña electoral, generará problemas a su administración, aquí con sus críticos y allá con el Partido Demócrata. Es la primera visita del presidente al exterior, que resultó más importante que la reunión del G-20 en Japón el año pasado. Viaja en medio de la pandemia, con el pretexto de festejar el T-MEC, uno de los símbolos más elocuentes del neoliberalismo.

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En adelante, el reto presidencial será construir el sano equilibrio entre la recuperación económica y otorgar garantías de salud a la población. En el camino iniciará el proceso electoral y la Cámara de Diputados debatirá sobre el presupuesto para el 2021. Se vivirán los efectos políticos de la polarización impulsada por el discurso presidencial y, por lo visto, ni la actitud ni la administración de las verdades cambiarán.

POR ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ
*DECANO ASOCIADO DE LA ESCUELA DE GOBIERNO Y TRANSFORMACIÓN PÚBLICA
TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@ArturoSanchezG

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