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La verdad histórica de la injusticia mexicana

No se habían identificado restos de uno de los normalistas en un lugar que no fuera el vertedero en el que supuestamente, fueron incinerados

OPINIÓN

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Hace unos días se dieron a conocer nuevos avances en las investigaciones sobre el “Caso Ayotzinapa”, uno de los hechos criminales que más han marcado a la sociedad mexicana en la historia reciente. Se trata de la identificación de los restos de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los 43 estudiantes normalistas desparecidos en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre de 2014.

Lo anterior, es un avance significativo puesto a que, hasta ahora, no se habían identificado restos de uno de los normalistas en un lugar que no fuera el vertedero en el que supuestamente, fueron incinerados según la versión de la entonces Procuraduría General de la República.

A la luz de estos nuevos hallazgos, autoridades de la presente administración dan por terminada la llamada “verdad histórica” que las fuentes oficiales construyeron desde 2014, según las investigaciones realizadas por especialistas nacionales e internacionales.

Desafortunadamente, a lo largo de estos años hemos sido testigos de una serie de encubrimientos y obstrucción de la justicia, que han ido directamente en detrimento del esfuerzo diario de las familias de estos jóvenes que buscan consuelo y resarcimiento en virtud de la verdad de lo ocurrido, no de la “histórica” con la que se le dio carpetazo en su momento.

Es importante señalar que, si la justicia tarda en llegar no funciona, y no ha llegado en este y miles de casos que tristemente ocurren a diario en México, los prejuicios en contra de las comunidades indígenas y de escasos recursos juegan en su contra y es esta misma “justicia” que tanto claman, la que los revictimiza y segrega.

Con esto en mente, vemos como a través de esta nueva serie de descubrimientos la presente administración se apropia del tema y construye una nueva narrativa que les capitalice políticamente. Como decía anteriormente, se trata de uno de los casos más hirientes en un de por sí ya maltrecho tejido social de miles de historias que no están resueltas en nuestro país y sin embargo, estos mismos esfuerzos e interés de justicia no se ven reflejados en todos los casos.

Esta misma semana, el presidente visitó a las entidades federativas asoladas por la violencia y el crimen organizado, presumiendo acuerdos y apoyando esfuerzos locales por mitigar esta verdadera pandemia que tan sólo en junio pasado promedió 80 asesinatos diarios.

Lo más penoso, es que no se están tomando las medidas para que casos como el de Iguala y muchos otros no vuelvan a ocurrir. No hay un verdadero fortalecimiento ni capacitación de cuerpos policiacos, ni de fiscalías de investigación o un sistema de soporte en derechos humanos y acompañamiento de víctimas. Aquí el verdadero perdedor es el sistema de justicia mexicano, que se sabe desfondado, poco profesionalizado y fragmentado. Es el clamor y esfuerzo de las familias de las víctimas las que verdaderamente buscan el esclarecimiento de los hechos y la persecución de los responsables, sin duda, una realidad profunda y aleccionadora. [nota_relacionada id=1143064]

POR AZUL ETCHEVERRY

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@AZULETCHEVERRY

irv / eadp