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Educación para la libertad

OPINIÓN

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Si hay una alianza de valores que debe reivindicarse contra toda adversidad es la que existe en la educación y la libertad.

Se trata de la educación que debería acompañarnos a lo largo de toda la vida o de aquella asociable a la libertad perdida por causa de la comisión de un delito.

La participación de diversos actores sociales es necesaria tanto para la reconstrucción del tejido social, como para potenciar las estrategias de Seguridad.

Bajo el entendido de que la cultura, la educación y el deporte son grandes herramientas contra el despliegue del crimen, y en la misma línea de proyectos como Pilares o los Faros, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) ha fungido como punto de contraste en ciertas zonas donde se requiere una mayor infraestructura y atención especial.

En un lapso de siete años (2012-2019) 29 personas privadas de la libertad se titularon, a través de la UACM y desde centros penitenciarios, en licenciaturas como Derecho, Creación Literaria, Ciencias Políticas y Administración Urbana. Hay proyectos penitenciarios que han demostrado que la cultura y la educación, como herramientas humanitarias, pueden cambiar las condiciones de la cárcel; óptica que demuestra un compromiso comunitario que va más allá de los muros del centro de estudios.

En marzo, las autoridades de la universidad activaron el Protocolo de Protección de los Derechos Universitarios con el objetivo de atender la violencia de género.

Las prioridades, valores y objetivos de la UACM se empalman con los del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Dos organismos para los que la atención de las causas, la cultura cívica y la reconstrucción del tejido social son fundamentales. Son objetivos promovidos sistemáticamente por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

Este 15 de julio el Consejo Ciudadano y la rectora de la UACM, Tania Rodríguez Mora, firmamos un acuerdo para enfrentar nuevos retos y mecanismos de adaptación.

A través alianzas como éstas, el Consejo Ciudadano ha expandido su potencial de atención a cuestiones como la Trata de Personas, la prevención del suicidio y la prevención en tiempos de COVID.

Ahora, el objetivo es cuidar la salud mental y emocional de un sector que, en muchos casos, se encuentra desprotegido. Podría afirmarse que, entre el pulso de ambos organismos —la educación ciudadana— es esencialmente aquello con lo que se puedan retroalimentar.

Si los más de 15 mil alumnos de la universidad encontraran el acompañamiento y ayuda que requieren para fortalecer su bienestar emocional y mental, el Consejo Ciudadano, por su parte, llegará a un público mayor y adquirirá más herramientas para leer —y actuar sobre— las problemáticas sociales que a todos nos incumben y preocupan. El objetivo es que ninguna comunidad, ningún sector se quede solo. [nota_relacionada id=1143967]

POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS 

PRESIDENTE DEL CONSEJO CIUDADANO PARA LA SEGURIDAD Y JUSTICIA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

@GUERREROCHIPRES

irv / eadp