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Caos

La pandemia sacó a relucir la podredumbre del futbol mexicano y son múltiples las evidencias

OPINIÓN

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Ilusos quienes pensábamos que la liga mexicana de futbol estaba a la par de las más importantes del orbe, no sólo en cuanto a infraestructura, sino también en lo concerniente a la parte deportiva. 

Y es probable que en los rubros antes mencionados sí tenga un lugar bien ganado entre las primeras 15 o 20 del mundo, pero a nivel dirigencial es un auténtico desastre; una caterva de rufianes que trabajan en lo oscurito, por encima de la ley y la ética más elemental, se apoderaron desde hace años del deporte más popular del país, aprovechando su injerencia en las más altas esferas.

Apenas apareció el COVID-19 y salió a relucir la podredumbre de un sistema anquilosado y ruin, que no vela por los intereses de los futbolistas y que recurre a las más abyectas prácticas para llenarse de dinero los bolsillos, mientras el de a pie, el aficionado común y corriente como usted y como yo, termina pagando encarecidamente las consecuencias. Bendito y maldito futbol mexicano.

Breve recuento de daños durante la pandemia

De golpe y porrazo, sin decir agua va ni consultar con los agremiados del Ascenso MX (o al menos no con todos), Yon de Luisa y su esbirro Enrique Bonilla, bajo la anuencia y complacencia de directivos como Alejandro Irarragorri, decidieron erradicar el ascenso y el descenso. Decisión absurda por donde se le vea, encaminada a favorecer a unos cuantos, mientras que los equipos que cada año se ilusionaban con la idea de ocupar una plaza en Primera, se quedaron con un palmo de narices y la impotencia de haber visto mancillados, una vez más, sus derechos.

Y seguimos: A Salinas Pliego (el empresario super star de la 4T) le incomodó el Morelia y decidió venderle la franquicia a Mazatlán. Y así, sin ningún logro deportivo ni nada que lo avale, el Mazatlán FC es de Primera. ¡Qué joya

¿Pero qué nos extraña? Estamos en México, donde la impunidad ha permitido la triangulación de dinero, el lavado del mismo, la venta y compra casi inmoral de técnicos y jugadores para beneficio de promotores que son “leyenda urbana”, en voz de los propios directivos, y vaya usted a saber cuántas tropelías más a los otrora respetabilísimos hermanos Álvarez, de Cruz Azul, y su cuñado incómodo, el gangsteril Víctor Gárces. Pues bien, sus cuentas bancarias fueron congeladas por la UIF de la Secretaría de Hacienda por presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Éste es nuestro futbol. Una mina de oro para los listos (que no para los honestos e inteligentes). Y a la voz de: “del tamaño del sapo es la pedrada”, en el balompié mexicano se siguen violando descaradamente y ante la rectoría de nadie, las leyes y los reglamentos. El querido futbol mexicano, reflejo de éste y todos los gobiernos que nos han precedido. [nota_relacionada id=1061537]

POR JORGE MURRIETA

@JORATLA

JORATLA@GMAIL.COM

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