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¿Lo sabrá AMLO? (II)

OPINIÓN

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Dos cercanísimos colaboradores de Gabriel García Hernández, coordinador general de Programas Integrales de Desarrollo, compraron en subasta y a precio de ganga la mansión de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los cielos.

Se trata de Alejandro Del Valle de la Vega y su hijo, Carlos Del Valle Guerrero. Ambos son ampliamente conocidos por su pasado fuertemente ligado al PRI, al mítico Grupo Atlacomulco, a Arturo Montiel, tío de Enrique Peña Nieto. Cercanos colaboradores de Isidro Pastor, un obscuro líder del priismo mexiquense. Con ellos se hicieron ricos.

Ayudaron a operar elecciones -para el PRI- a través de su empresa de call center, Telemark-Contact, que maneja un muy sofisticado sistema para ubicar y afiliar a beneficiarios de programas sociales. Curioso que ahora trabajen de la mano con el poderoso coordinador de los superdelegados de la 4T en los estados y que maneja la enorme bolsa de 75 mil millones de pesos. ¿No lo cree?

Pero hay más. Los Del Valle son también amigos y socios del exbanquero tabasqueño Carlos Cabal Peniche, quien ayudó al ascenso político de Carlos Salinas de Gortari. Luego estuvo preso, pero eso es para historia.

Los tres -Cabal y los Del Valle- ayudan a Gabriel García Hernández, tras bambalinas, a montar la red del Banco de la 4T. Su primer triunfo fue un negocio de 5 mil millones de pesos. Consiguieron un contrato -vía adjudicación directa- para comprar los 8 mil cajeros automáticos que se instalarán en las sucursales del Banco del Bienestar.

Carlos Del Valle Guerrero también es dueño de Jenny Money, una empresa dedicada al envío de remeses de los paisanos desde Estados Unidos. ¡Qué casualidad! Por cierto, ese pequeño detalle tiene muy incómoda a la Asociación de Bancos de México.

Los Del Valle se presentan en todos lados como operadores de la 4T y Cabal Peniche es visto como el cerebro financiero detrás del Banco del Bienestar. Todo de la mano de Gabriel García Hernández, hombre de todas las confianzas de López Obrador.

Maneja la enorme bolsa destinada a los apoyos del gobierno federal para los programas sociales y su jefe directo es el presidente López Obrador. Su cercana relación comenzó en 2006, cuando se unió a la campaña presidencial como operador financiero y electoral. Fue la mente maestra detrás de la Fundación Honestidad Valiente, encargada de recaudar donativos para la campaña. Gabriel García Hernández fue quien operó el ejército de Siervos de la Nación, que trabajó paralelamente a Morena para ganar la elección de 2018. Después del triunfo, se convirtieron en operadores, a ras de tierra, de los principales programas sociales del gobierno.

Ése es Gabriel García Hernández. Para él trabajan Carlos Cabal Peniche y Alejandro y Carlos Del Valle, los nuevos dueños de la mansión de Amado Carrillo en el Pedregal de San Ángel.

¿Para qué, o mejor dicho, para quién compraron la casa de El Señor de los Cielos? Padre e hijo estuvieron presentes en Los Pinos como clientes VIP. Fueron los únicos postores por la residencia que se vendió debajo del precio anunciado por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Así se llama, no me culpen.

El precio original fue 53.7 millones de pesos. En la subasta se vendió en 49.7, cuatro millones menos, sin explicación alguna. Su precio comercial es de, al menos, el doble.

En el video de la subasta pública aparecen como felices compradores Alejandro y Carlos Del Valle, aunque nadie publicó sus nombres.

¿Lo sabrá al Presidente López Obrador? ¿Estará enterado que uno de los hombres de más confianza trabaja con Carlos Cabal Peniche? ¿Sabrá que Alejandro y Carlos Del Valle, cercanísimos operadores electorales de PRI mexiquense, que se hicieron ricos con Arturo Montiel, Isidro Pastor y Enrique Peña Nieto ahora hacen negocios con Gabriel García Hernández? ¿Que compraron -sin licitación- los cajeros para el Banco del Bienestar? ¿Le habrán informado que ellos se quedaron con la mansión de Amado Carrillo Fuentes en una subasta de su gobierno y a precio de ganga?

Valdría la pena cerciorarse de que en todo lo anterior no hubo corrupción, porque, por lo menos, a eso huele. [nota_relacionada id= 1103066]

POR ALEJANDRO CACHO
CACHOPERIODISTA@GMAIL.COM 
@CACHOPERIODISTA

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