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Ni tan diabólico…

Quedó demostrado que el tipo de juego de Hirving Lozano no encaja en una liga que privilegia la marca por encima de la tenencia y el buen trato de la redonda

OPINIÓN

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La frustración de Hirving Lozano al enterarse de que Gennaro Gatusso, aquel férreo volante de contención del glorioso Milan de los años dos mil, sería su nuevo técnico, debió ser inmensa. Como que no encajan las formas. No hay brocas que penetren una relación tan poco afín. 

Por una parte el entrenador, que fue un perro de presa como futbolista, un león que comía con la mirada; guerrero de cepa, en cuyo ADN está inmersa toda la beligerancia de los antiguos romanos. Ante otro latino, mexicano éste, y por definición (que no por excepción), un tanto mas desbalagado y campechano, sin que ello merme en forma alguna sus estupendas condiciones futbolísticas. 

Recordemos que El Chucky Lozano ha sido el jugador más caro en la historia del Nápoles (club que saltó a la fama internacional tras haber contratado a Diego Armando Maradona en 1984). Carlo Ancelotti, el gran Carleto, le vio condiciones al menudito atacante mexicano y lo pidió para reforzar su plantilla. No solamente solicitó que fuera su jugador, sino que depositó en el ex del Pachuca la responsabilidad ofensiva de los napolitanos, incluso dejando de lado por momentos el hecho de que Lozano no es un centro delantero, sino más bien un extremo desequilibrante, como diríamos los de antes, o un wing, como dirían los ya más veteranos. 

Concluyendo, Ancelotti fue despedido del equipo y en su lugar llegó Gatusso, y sin tocarse el corazón borró al Chucky, quien apenas ha jugado 63 minutos en 11 partidos bajo las órdenes de Gennaro. Aún con Coronavirus, es muy poco tiempo para mostrarse.

Apenas el lunes anterior, el técnico napolitano separó de la práctica al seleccionado mexicano, arguyendo que éste no ponía el 100 en todas las prácticas. Algún acto de indolencia habrá notado el italiano en nuestro paisano como para haberlo mandado al vestidor antes de concluido el entrenamiento. 

Consideraciones aparte (es más que evidente que la relación técnico-jugador está completamente rota), es momento de que Hirving busque su salida lo antes posible del futbol italiano. Quedó demostrado que su tipo de juego no encaja en una liga que privilegia la marca por encima de la tenencia y el buen trato de la redonda. 

Cuando usted esté leyendo estas líneas, el Nápoles estará enfrentando en la final de la Coppa de Italia a la Juventus de Turín. Sería un milagro que por ahí asomara las piernas El Muñeco Diabólico, como bien lo apodó mi queridísimo tocayo Jorge Pietrasanta. Las “diabluras” habrán de concretarse en otra liga de igual o mayor fuste que la italiana

Nadie puede negar que hoy por hoy, la Premier y la española están por encima de todas las demás ligas europeas. Hirving ya la rompió en Holanda (la Eredivisie es una liga a la que los futbolistas llegan a concluir con su formación), tropezó en Italia, pero podría encajar en cuadros de buen nivel, tanto de la Premier inglesa, como de La Liga.

Mino Raiola (promotor del mexicano) es uno de los más connotados en el medio. Su pericia, sin duda, habrá de colocar al futbolista nacido en la Ciudad de México en un equipo que, al menos, aspire a puestos de Europa League. 

Pensar en Liverpool, Manchester City, Real Madrid o Barcelona es apuntar demasiado alto; sin embargo, no sería descabellado barajar opciones como las del Manchester United, Arsenal o Newcastle (como se ha rumorado) en Inglaterra

En España, a nadie extrañaría la presencia del mexicano en equipos como el Villarreal o el Valencia y, ¿por qué no?, el mismísimo Atlético de Madrid. Peor que en el Nápoles, seguro no le irá al Chucky.

PÉSAME

Hace un par de días murió en la capital del país el gran Aarón Padilla, tipo integérrimo, amigo de sus amigos y excepcional futbolista; creador o cuando menos perfeccionador de la famosa bicicleta, El Gansito jugó los mundiales de Inglaterra 66 y México 70. 

Como jugador de club, se enfundó solamente dos casacas: la de sus queridos Pumas de la UNAM y la de los gloriosos Potros de Hierro del Atlante. Buen viaje, querido Aarón. [nota_relacionada id=1091100]

POR JORGE MURRIETA

@JORATLA

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