Estimada primera dama:
Coincido con usted, doña Beatriz, en que el rol pasivo y sumiso que antes era asignado a las primeras damas no encuentra lugar en el mundo actual. Ya era hora de que una primera dama se emancipara de la sombra de su marido y tomara un rol más activo en la sociedad mexicana. ¡Enhorabuena! Pero si me permite una observación, claro con todo respeto, tal vez su mensaje podría ser malinterpretado por sus seguidores cuando decide utilizar sus redes sociales, en medio de una pandemia, para pelear con periodistas que critican la estrategia del gobierno. Como diría el Presidente de la república, hay que cuidar la investidura, claro sin perder la frescura y libertad que siempre le han caracterizado.
Coincido también con la denuncia pública que hizo este domingo través de su redes; desde luego Twitter no hace suficiente trabajo para eliminar las decenas de miles de cuentas automatizadas que se utilizan para inflar tendencias, insultar y acosar. Pero se me ocurre que podríamos ayudarle a la compañía de San Francisco a localizarlas: está, por ejemplo, la #RedAMLOVE que se encarga de coordinar ataques y amenazas hacia los críticos del gobierno. También están los miles de bots que son utilizados para inflar tendencias afines al partido oficial, y desde luego las redes sociales de los “periodistas piratas” que son invitados todos los días a la primera fila de la conferencia presidencial y después amenazan de muerte a sus compañeras en sus espacios digitales. Y claro, también están las cuentas oficiales del gobierno, como por ejemplo la de la Fiscalía General de la República, que el domingo amedrentó a una ciudadana de nombre Aracelí Benitez que cometió el atrevimiento criticar al gobierno que encabeza su esposo. ¿Se imagina usted el temor que puede causarle a un ciudadano que la misma fiscalía que, se supone, lo protege sea la que lo vigile y amenace?
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Estoy seguro que usted, primera dama, no tiene conocimiento de ninguna de las cosas que le menciono y sin duda las desaprueba. Con mucho gusto, le ofrezco mi tiempo y experiencia en internet para ayudar a eliminar estas malas practicas que intoxican nuestra libertad de expresión. Tal vez uniendo esfuerzos podríamos localizar a quién o quiénes (y con qué recursos) financian estas redes de propaganda que hace usted muy bien al denunciar.
Desde luego, su reputación como doctora, activista, científica, poeta, pero sobretodo, como persona le anteceden. Le mando un gran abrazo, claro, con su respectiva Sana Distancia.
PD: Tuve acceso a un chat privado en el que se encuentran algunos de los empresarios más importantes de este país ¡y vaya que están molestos! Se puso tan acalorada la discusión que parece ser que los grupos se dividen: están los que ya lograron enchufarse al poder y verán crecer sus empresas al amparo del gobierno (siempre y cuando se porten bien) y están los otros, preocupados porque los efectos económicos del coronavirus sean lo menos catastróficos posible. ¿Se avecina una revolución? Mientras, que coman pasteles.
[nota_relacionada id=960361 ]POR CALLO
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