Además de la crisis sanitaria y económica, el Covid19 puede representar una tercera amenaza de la que poco se ha hablado, pero que en mucho puede golpear a nuestro país: una crisis de violencia e ingobernabilidad, ante la cual el gobierno puede no estar preparado.
Si bien las condiciones de distanciamiento social habrán de generar que los delitos en el espacio público disminuyan –como el robo a transeúntes o los asaltos en el transporte público–, habrá nuevas oportunidades para el crimen en medio de la contingencia.
Delitos como el robo a negocios que estarán cerrados y con poca vigilancia, pueden dispararse; el ciberespacio se prestará a diversos fraudes; y en los hogares, incrementa el riesgo de violencia familiar y de género dado el encierro forzoso entre víctimas y victimarios. La violencia y el crimen no cesarán ante el Covid19, simplemente cobrarán otras. Por si fuera poco, llegamos a esta crisis tras vivir lo que podría ser el mes más violento en lo que va del sexenio, con 83 asesinatos diarios en marzo, según reportes preliminares.
Dependiendo de las fases de la pandemia, las condiciones pueden dar pie a distintos tipos de comportamientos criminales. Cuando el encierro comience a agudizar la precariedad, es muy probable que se intensifiquen los actos de saqueo y rapiña. Ya hemos visto algunos en grandes almacenes en el centro del país, pero eso puede ser apenas la punta del iceberg. La desesperación social y el vacío de autoridad pueden generar estallidos de ingobernabilidad mayores.
A su vez, hacia la parte final de la contingencia –cuando la convivencia comience a normalizarse– es probable que los delitos repunten, dado que los grupos delictivos regresarían a las condiciones tradicionales de su modus operandi.
Pero lo más grave, a mi juicio, es la oportunidad que el Covid19 ha abierto para que la delincuencia organizada afiance sus capacidades de control social y territorial, ante los vacíos que está dejando el Estado, sumado a los estragos que generará en el empleo, la economía y el ingreso familiar. Para muestra, el video que circuló recientemente en el que un presunto grupo de narcotraficantes repartía despenas a decenas de personas como ayuda por el Covid19.
En ese sentido, dejo aquí tres planteamientos puntuales hacia una estrategia de seguridad frente al contexto del Covid19: 1) fortalecer los procesos de atención a emergencias a través del 911 y la coordinación con los cuerpos policiales, para brindar un auxilio inmediato a violencia en el hogar y robo de negocios; 2) Priorizar el uso de fuerzas estatales en tareas de protección de ciudades, permitiendo que las fuerzas federales permanezcan en comunidades conflictivas; y 3) Instalar una mesa permanente de inteligencia y coordinación para monitorear la incursión de organizaciones criminales en las comunidades y reaccionar a estallidos de ingobernabilidad.
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La violencia no dará tregua ante el Covid19; si el Estado lo hace, perderá mayor terreno frente a la delincuencia. Lamentablemente, a la tardía y deficiente respuesta en lo sanitario y lo económico, debemos añadir la precaria situación que México enfrenta en seguridad y justicia.
POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE
DIPUTADO CIUDADANO EN EL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO @guillermolerdodetejada
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