Ya estaba escrito (lecturas de cuarentena)

Mera literatura, aunque pueda parecer algo más, exponemos hoy en este Periscopio, a propósito de la pandemia por la que atraviesa la humanidad. Sumérjanse, con toda confianza.

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“La enfermedad empezaba con fiebres intensas, insuficiencia respiratoria y dolores musculares, como la gripe vulgar, pero en la pantalla radiográfica se advertían edemas pulmonares, y aún cerebrales en ciertos casos. Más tarde aparecían trastornos vasculares, un deterioro orgánico general, y por último una parálisis progresiva que causaba la muerte al alcanzar los centros respiratorios… Los médicos privados, con muy buen sentido, la distinguieron con un nombre que más bien era una hipótesis de trabajo: neumonía atípica”. Gabriel García Márquez, La Peste (Obra periodística 1961-1984)

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“Lo que dejó imborrable impresión en mi espíritu, fue la terrible invasión del cólera en aquel año (1833). Las calles silenciosas y desiertas en que resonaban a distancia los pasos precipitados de alguno que corría en pos de auxilios; las banderolas amarillas, negras y blancas que servían de aviso de la enfermedad, de médicos, sacerdotes y casas de caridad; las boticas apretadas de gente; los templos con las puertas abiertas de par en par con mil luces en los altares, la gente arrodillada con los brazos y derramando lágrimas”. Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos)

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“Los verdaderos criminales son los que establecen una ortodoxia sobre el plano religioso o político, los que distinguen entre el fiel y el cismático”. Emil Cioran, Breviario de podredumbre.  

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“Político: Anguila en el fango primigenio sobre el que se erige la superestructura de la sociedad organizada. Cuando agita la cola, suele confundirse y creer que tiembla el edificio. Comparado con el estadista, padece la desventaja de estar vivo”. Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo.

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“Podemos decir que, en cierto sentido, el mito de izquierda es siempre un mito artificial, un mito reconstituido: de allí su torpeza”. (Roland Barthes, Mitologías).  

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“Vivíamos, claro está, con la sensación de que asistíamos a una revolución… Porque en la historia quedarán juntos: el desmoronamiento del socialismo y la catástrofe de Chernóbil. Han coincidido. Chernóbil ha acelerado la descomposición de la Unión Soviética. Ha hecho volar por los aires un imperio”. Palabras de Guenadi Grushevói, diputado del Parlamento de Bielorrusia, presidente de la Fundación Para los Niños de Chernóbil, citado por la Nobel de Literatura, Svetlana Alexiévich, en Voces de Chernóbil.

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POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO.SANCHEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX 
@R_SANCHEZP

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