Mientras la mayor parte de la economía estadounidense está detenida y la industria de la construcción paralizada como consecuencia de la pandemia del COVID-19, la política electoral continúa y una de las obsesiones del presidente Donald Trump avanza con urgencia.
La pandemia del coronavirus ha detenido o frenado muchas cosas, incluso la economía y la interrelación humana en la mayoría de los países. Pero no ha puesto alto a la política o sus consecuencias y menos en Estados Unidos durante un año electoral.
La construcción de la valla fronteriza promovida por el presidente Donald Trump durante su campaña electoral de 2016 prosigue, ahora en la región fronteriza entre México y el estado de Nuevo México, de acuerdo con el reporte de Alfredo Corchado en The Dallas Morning News.
En términos reales nunca se ha detenido. Ha avanzado con menor o mayor rapidez a lo largo de los últimos meses, sin embargo, ahora tiene prisa por terminar tramos que sean visibles y puedan ser usados en la campaña electoral de noviembre próximo.
Cuenta, entre otras cosas, con el financiamiento de tres mil 800 millones de dólares, distraídos del presupuesto militar.
Pero al mismo tiempo ese símbolo de lo que en cierta forma ya es la campaña de reelección de Trump.
El presidente Trump esperaba que la economía fuera su carta de triunfo en los comicios del 3 de noviembre. Pero según todas las señales, la combinación de la guerra del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, y el frenazo obligado por medidas para detener el contagio del COVID-19, implicarán un serio golpe al crecimiento económico.
Ahora Trump busca presentarse como un presidente en tiempos de guerra, un argumento que ha servido a otros mandatarios en momentos históricos que llevaron a la participación de fuerzas militares estadounidenses en conflictos fuera del país. La guerra de Trump es contra el coronavirus y adopta medidas de fuerza o autoritarias con las que espera hacer olvidar más de 10 semanas de descuido.
La otra, la xenofobia. La responsabilización de otros como forma de desviar la atención de las faltas propias. "A medida que el muro se hace más grande, eso realmente nos ayuda mucho" sobre las drogas, la migración no autorizada y, según él, el contagio. "Tendremos un tremendo impacto en las drogas. Pero creemos que una de las otras cosas también tendrá un impacto en el virus", dijo Trump la semana pasada.
Para muchos en Estados Unidos es un contrasentido. Una gran parte de los trabajadores de los que ahora dependen los estadounidenses, sea en términos de alimentación o de cuidado de salud, son migrantes tanto legales como indocumentados.
Pero habrá quienes lo asuman por conveniencia política, por convicción ideológica o por simple ignorancia.
Donald Trump parece haber mantenido a por lo menos el núcleo de votantes que en 2016 le permitió ganar el Colegio Electoral aunque perdió la votación general.
Ahora falta ver si muro y xenofobia serán suficientes como argumento electoral. [nota_relacionada id=955316]
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE
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