Covid-19: un cambio de paradigmas

Las naciones se unen y prosperan con la creencia de que sus instituciones pueden prever calamidades, detener su impacto y restaurar la estabilidad. Cuando termine la pandemia de COVID-19, se percibirá que las instituciones de muchos países han fallado", escribió el sábado Henry Kissinger, el ex secretario de Estado y ex consejero de Seguridad Nacional estadounidense. 

No es un aviso nuevo, pero sí uno que pone el énfasis de uno de los más importantes expertos en geopolítica y seguridad del último medio siglo.

El hecho es que cualquiera que sea el punto de vista, la actual pandemia de COVID-19 exhibió las carencias de los gobiernos, incluso prevalencias ideológicas por encima del sentido común o la experiencia.

Algunos regímenes han buscado disculpar sus fallas y atribuir responsabilidades a errores decisiones de sus antecesores, conspiraciones en desarrollo o factores externos. Pero la realidad es que a izquierda y derecha, hay gobiernos que han funcionado y otros que no; los que actuaron con oportunidad y transparencia, y los que no.

El marcador real es simple y está determinado porque un gobierno tenga o no los insumos necesarios para atender a su población: una respuesta indicará preparación y previsión; la otra una ceguera voluntaria, o ideológica.

"Los líderes lidian con la crisis en gran medida a nivel nacional, pero los efectos de disolución de la sociedad del virus no reconocen las fronteras. Si bien el ataque a la salud humana será, con suerte, temporal, la agitación política y económica que ha desatado podría durar por generaciones", opinó Kissinger.

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Una muestra útil puede ser el gobierno del presidente Donald Trump, en Estados Unidos, que rechaza responsabilidad y recurre a medidas autoritarias para compensar 10 semanas de inacción y aún declaraciones desdeñosas. Ahora invoca poderes de emergencia para obligar a empresas estadounidenses a recular de ventas convenidas y dar preferencia a las necesidades estadounidenses que desatendió, como pruebas rápidas y cubrebocas.

Sin embargo no es el único. La pandemia puso a la Unión Europea ante una nueva crisis, que ya afecta la libertad de movimiento entre países miembros mientras nuevas divergencias sobre política económica oponen a gobiernos del Norte y del Sur.

Y ésas, se supone, son naciones con sistemas sólidos.

Los conflictos hacen compañía al agravamiento de los brotes a medida que los focos avanzan: Asia, luego Europa, empieza Estados Unidos. Siguen África y Latinoamérica, con mucho menos recursos y salvo excepciones, menor preparación.

Muchos analistas piensan que la pandemia llevará a conflictos sociopolíticos y una recomposición del orden mundial; otros creen que fortalecerá tendencias autoritarias nacionales, pero no cambiará esencialmente el rejuego político internacional.

En lo que todos coinciden es que el COVID-19 tendrá implicaciones más allá de la salud.  [nota_relacionada id=949782 ]

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1

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