Antes de que apareciera el coronavirus (COVID-19), las marcas tenían bajo su reinado a una generación hambrienta de novedad, exclusividad y glamour a un grado obsesivo.
Esto aunado a las herramientas digitales disponibles para obtener casi simultáneamente la mercancía hizo que la industria de productos de lujo vendidos en línea globalmente creciera en nueve años de 4.7 billones de dólares en 2010, a 37 billones de dólares.
Atravesamos un periodo donde la oferta excede a la demanda, se estima que las ventas de productos de lujo baje 30 por ciento, en 2020.
Ahora bien, la misma historia sucedió con los famosos influencers, quienes nacieron en esta década con el fin de potencializar el alcance de estas marcas y coadyuvar con su marketing, pero ante la crisis del COVID-19 nadie es inmune, sin importar la cantidad de followers que se tenga, y este sector se ha visto gravemente afectado también.
Este es un momento crucial en el que se descubrirá quién de verdad tiene talento, capacidad y creatividad, y quién hace simplemente contenido por capricho.
Hoy la gente está ávida de consumir y el uso de redes sociales está en su tope máximo. Es cuestión de que saquen la casta los famosos influencers y produzcan contenido de calidad sin salir de casa. Después de esta crisis veremos quién realmente es y quién nunca lo fue.
Es momento también de que las marcas estén ahí para apoyar a sus clientes viendo una oportunidad para llegar a aquellos que no habían podido llegar.
Porque hay que saber que el mundo como lo conocíamos no volverá, que después de esto no podemos seguir viviendo igual.
Ojalá y no tengamos memoria corta para recompensar con nuestra lealtad de compra a aquellos negocios que si tuvieron empatía y solidaridad y no seguir a personas irresponsables.
El tema del agradecimiento es crucial. Así como entender la responsabilidad que conlleva ser una figura pública que influencia a la sociedad, entendiendo que vivimos en una cultura que enaltece e idolatra a estas celebridades, sobre todo las generaciones de menos de 35 años.
Y, ¿cómo demostrar este agradecimiento? Dando el ejemplo, teniendo un comportamiento responsable que imiten sus seguidores y que salvaguarden su salud.
Es por ello que casos como el de la famosa Arielle Charnas, blogger, creadora de la marca Something Navy, puede ser muy nociva y tóxica para sus 1.5 millones de seguidores, al publicar abiertamente que estando infectada ella y su marido del COVID-19 decidieron salir de su departamento con sus hijas y nana en Nueva York para irse a terminar de curar y pasar la cuarentena en su casa de Los Hamptons, propagando así un comportamiento completamente ignorante y peligroso.
¡Vaya, si los que no estamos infectados, por responsabilidad, no debemos salir! Si se tiene influencia, más vale usarla para una buena causa. [nota_relacionada id=940832]
POR BRENDA JAET
@BRENDAJAETK
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