El llamado internacional y en algunos casos la orden de reclusión deben ser tomados en serio. Éste es un factor determinante para aminorar la expansión del nuevo coronavirus o, de lo contrario, para que el COVID-19 se propague como la pólvora en miles de personas; el más claro ejemplo nos lo ha dado Corea del Sur.
Una sola mujer, el caso 31 en dar positivo en la nación asiática, multiplicó a gran escala el alcance del virus. El 20 de enero, el gobierno sudcoreano confirmó su primer caso, y con medidas preventivas, durante las siguientes cuatro semanas logró contener la enfermedad, hasta que se contagió la paciente 31.
Las autoridades documentaron que entre el 6 y el 16 de febrero la infectada acudió en dos veces a servicios religiosos de la secta cristiana Shincheonji —se calcula que hubo mil personas en cada evento—, fue a una boda, un funeral, al supermercado, también tuvo un accidente de auto y fue a una clínica, al presentar fiebre se le ofreció la prueba de COVID-19, pero ella se negó a aplicársela. Incluso con fiebre se presentó en el buffet de un hotel.
Según los rastreos, las autoridades calculan que la paciente 31 estuvo en contacto con nueve mil personas y contagió a unas mil. Esto pudo haberse evitado si la mujer se hubiera aislado las dos semanas que tuvo síntomas. El paseo resultó caro.
Y es que el encierro es la forma más sencilla, pero efectiva, para frenar los contagios. Un estudio del Imperial College de Londres señaló esta semana que gracias a las medidas de confinamiento y distanciamiento social, 60 mil personas se salvaron de enfermar y morir en 11 países europeos.
Otro informe hecho por expertos de las universidades de Oxford, Pensilvania y Nomal, publicado en la revista Science, señala que las estrictas acciones del régimen chino evitaron al menos 700 mil infecciones por COVID-19, tomando en cuenta que en el auge del brote, China se alistaba para celebrar el año nuevo lunar.
No sólo quienes tienen síntomas de un cuadro gripal deben aislarse; en general, todos debemos hacerlo. Se ha determinado que los portadores asintomáticos son claves en la diseminación del virus, y aproximadamente 20% de los enfermos no presenta ningún tipo de sintomatología.
En México hay razones de peso para guardarnos: 75% de la población tiene sobrepeso u obesidad, que deriva en complicaciones cardiovasculares y diabetes, que auguran un oscuro panorama frente al coronavirus.
Se espera que el COVID-19 sea más letal en México, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó la proyección de enfermos graves para el país de 5 a 7%, y estima que al menos la mitad de ellos no logrará recuperarse.
Las próximas semanas serán críticas para el sistema sanitario de nuestro país, lo mejor es aislarse en casa. [nota_relacionada id=951411]
POR ALEJANDRA MARTÍNEZ
ALEJANDRA.MARTINEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ALEJANDRAMTZ_87
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