Se radicaliza el presidente Andrés Manuel López Obrador. El descrédito al que sometió ayer a su secretario de Hacienda Arturo Herrera, al afirmar en su conferencia matutina que él no coincide con las cifras publicadas una noche antes en los “Pre-Criterios 2021”, es un reflejo de que los miembros que integran su gabinete económico viven, cada uno, una realidad alterna, propia, obligados por su profesionalismo, pero constreñidos por la incomprensión de su jefe sobre el funcionamiento del sistema económico.
Hizo muy bien el secretario Herrera al presentar un panorama realista sobre lo que nos depara: una caída de hasta 3.9 por ciento en el PIB este año, y la necesidad imperiosa de incurrir en un déficit primario de -0.4 por ciento este año y de -0.6 por ciento el próximo, como resultado, dijo la institución, de la “elevada incertidumbre que existe sobre la actividad económica”.
Estos datos harán enojar al Presidente. Es prácticamente imposible que los aborde como Jefe de Estado para encabezar, él, un plan de recuperación económica. Lo que podemos esperar para el domingo, ya lo adelantó, es un programa masivo de empleos, que habrá que ver de dónde saldrán, porque en la iniciativa privada más bien se están empezando a recortar las plazas formales. Pero el Presidente rechaza el concepto de que las empresas son las generadoras netas de riqueza y empleo, y se refugia en los textos que leyó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, pensando que los incentivos del gobierno a ellas son sinónimo de corrupción, de preservación de privilegios y de explotación de la clase trabajadora para beneficio de los ricos. De ahí su negativa a escuchar al Consejo Coordinador Empresarial, de Carlos Salazar, para aplazar el pago de impuestos en la crisis.
AMLO vive tensores contrapuestos en su discurso actual. Y ya no sabe qué hacer. Por un lado, dice respetar la autonomía del Banco de México; pero, por otro, rechaza las normas de los organismos financieros internacionales, porque “así terminaron de destruir la economía de Argentina, por seguir esas recomendaciones”.
Todo indica que tenemos en el Presidente a un personaje que va esquinándose en su propia idea de representar el sentir del pueblo, y que difícilmente comprenderá el desafío que implica ayudar a atravesar las noches obscuras del país, y mucho menos a inspirar a todos sus habitantes a construir un futuro prometedor.
BANCO BX+
El grupo financiero que encabeza Thomas Ehrenberg pronostica que, tras el efecto psicológico y de pánico, el dólar se abaratará, pero no por debajo de 22 pesos.
PEMEX
¿Qué será lo prioritario ahora en la empresa de Octavio Romero, seguir la instrucción del Presidente para producir más petróleo; o más bien la de la OPEP y Arabia Saudita, que desean que todos los países disminuyan producción?
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POR CARLOS MOTA
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