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El camino de López

Ante la parálisis y tozudez del Presidente, la presión de gobernadores quizá lo haga reaccionar y se dedique a gobernar

OPINIÓN

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Hace una semana escribí en este espacio que ha llegado el momento de discutir no sólo el Pacto de Coordinación Fiscal, sino entrar de lleno al debate del Pacto Federal e incluso ir más allá. Y es que ante la visión centralista y el desdén que muestra por todos aquellos que no se alinean a su agenda y a su forma de pensar, el presidente López Obrador simplemente los llena de insultos, apodos y frases trasnochadas. Lo hemos escuchado ir en contra de la prensa, de las instituciones, de la sociedad civil organizada y, ahora también, en contra de algunos gobernadores.

Esta discusión fue puesta sobre la mesa por los mandatarios de cuatro estados: Jalisco, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, pero a estos se les podrían sumar otros tantos hasta llegar a lo que algunos autores mencionan como el “borderland”, ampliando el concepto de lo conocemos hoy como línea fronteriza (en este caso entre EU y México), que comprende aproximadamente desde Querétaro hasta Kentucky, y que comparten mucho más de lo geográfico, pues es un territorio que tiene de las tasas más altas de crecimiento económico en el mundo. Esta situación la explica de buena manera Ricardo Raphael cuando alude a los dos Méxicos: “el mexiquito” y “el mexicote”. En el primero se sitúan los estados que más producen y, en el segundo, los que tienen mayor población, pero menos productividad.

Si los estados mencionados unieran fuerzas, laboral, poblacional, de innovación, productividad y el PIB que de estos emana, estaríamos hablando de que se llegaría a unas tasas de crecimiento altas, como las que existen hoy en Chihuahua (12 %) o Baja California (9 %), cifras similares a las de los estados de Texas, California y Arizona y, comparado al crecimiento que tiene México en su conjunto (-0.1 %), no es nada descabellado pensar en la autonomía de un estado centralista y de miras bajas como el que vivimos en la actualidad.

Ante la parálisis y la tozudez del Presidente, donde demuestra cada día que no está preparado para dirigir a un país y que está instalado en una campaña electoral permanente, la presión de estos gobernadores quizá lo haga reaccionar y se dedique a gobernar para todas y todos los mexicanos y no sólo para los que comparten y veneran sus dichos y polarizaciones. Parece que López Obrador se aleja de sus admirados Juárez y Madero y se va acercando a su Alteza Serenísima, Antonio López de Santa Anna, quien perdió el territorio texano por la desilusión de los habitantes ante las decisiones gubernamentales.

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El Presidente debería tomar en cuenta esta hipótesis de perder el territorio más productivo ante el menosprecio a los estados con gobiernos democráticos y legítimos, al federalismo y a la Administración Pública. López Obrador, debería de recapacitar su forma de hacer gobierno y dar un golpe de timón si no quiere pasar a la historia como aquel presidente que no pudo, ni quiso, conducir a buen puerto al país. Sabemos que no lo hará y seguirá en el camino andado por López de Santa Anna, gobernando sólo en busca de vítores de los que considera más allegados, sin entender que sólo son cortesanos momentáneos.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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