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'Menos oro negro, más energía verde”

El petróleo es hoy, más negro que oro, y su futuro se visualiza incierto

OPINIÓN

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El 20 de abril del 2020, se quedará como una histórica fecha en la concepción universal del llamado “oro negro”, debido a la abrupta caída en los precios del petróleo a niveles negativos.

La sobre oferta generada por la desaceleración económica derivada por el coronavirus, así como la rebasada capacidad de almacenamiento mundial, propiciaron el día más sombrío en décadas para la cotización de un comodity que hasta hace unos años, se consideraba el motor económico en varias regiones del mundo. Hoy, su mercado ha colapsado.

El petróleo es hoy, más negro que oro, y su futuro se visualiza incierto. Continuar invirtiendo en petróleo, se antoja como una apuesta arriesgada y quizá hasta irresponsable en un mundo que pareciera dirigirse por un camino de menor dependencia a este combustible fósil.

Para mí es claro en este momento y lo ha sido siempre, que el futuro se encuentra en las energías renovables. Esas, que no requieren espacio de almacenamiento, factor que hoy tiene al precio del petróleo por los suelos; esas, que no contaminan, factor que ha impulsado la disminución de la demanda de hidrocarburos en el mundo; esas que, son parte del futuro, y no garantía del pasado.

El petróleo es además un comodity que se encuentra vinculado a circunstancias geopolíticas que lesionan sus posibilidades comerciales, y que ante una crisis mundial como la que se vive en este momento por la pandemia del COVID-19 y su consecuente desaceleración económica, se vuelve mucho menos demandado.

Las economías petrolizadas están en franco declive, y con ello, surge la necesidad de identificar los apetitos futuros del mercado. No tengo duda que el futuro está en las energías limpias. Energías que han estado a nuestro alcance desde hace algunos años, pero no han encontrado el eco suficiente para que la inversión en las mismas sea totalmente atractiva.

Pues bien, el 20 de abril de 2020, podrá ser identificado como el día en que las economías petrolizadas recibieron fuerte y claro el mensaje de la necesidad de replantear las inversiones que se requieren en materia de energéticos, para ir disminuyendo la inversión en materia petrolera, al tiempo de ir aumentando radicalmente, la inversión en energías limpias y renovables.

Es momento de diversificar en las economías petrolizadas, para transformarlas en economías nacionales que, si bien cuentan con hidrocarburos, también tienen inversión en negocios verdes, y energías limpias.

No existe hoy, mayor riesgo que la inversión en combustibles fósiles, ni mayor beneficio y éxito futuro que la de las energías renovables, desde cualquier punto de vista; económico, social, geopolítico y sobre todo ambiental.

La respuesta al 20 de abril debe ser promover políticas que fortalezcan los esquemas de inversión en energías renovables, modificar la legislación que corresponda para promoverlas, y disminuir los riesgos de inversión en aquello que el futuro nos señala como incierto.         

El monopolio energético que brindó durante décadas enormes beneficios económicos a los países petroleros hoy debe abrirse a un mercado distinto, uno que muestra las enormes vulnerabilidades del petróleo, y nos invita a reflexionar sobre las enormes virtudes de otro tipo de energías. [nota_relacionada id=859746]

POR MANUEL MERCADO BÉJAR

COLABORADOR

@MANUELMERCADOB

eadp

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