México está atravesando una situación como nunca lo había hecho antes y no sólo nuestro país, sino el mundo entero. Una situación inédita que nos ha puesto a replantearnos escenarios personales, familiares, gubernamentales y, sí, también internacionales.
En el país hemos atravesado tres semanas de un contexto que nos ha puesto a todos a reflexionar acerca de nuestro propio entorno, de lo que tenemos y lo que nos hace falta, de la familia, del dinero (ya que SAT no aplazó las declaraciones), de la salud, de cosas tan normales que poco apreciamos. El COVID-19 en el mundo entero está tomando la vida de miles de personas, con enfermedades previas que los vuelven más vulnerables, siendo esta pandemia mundial motivo de muchos debates que tendrán que ser analizados apenas hayamos superado el enorme reto que tenemos ya entre nosotros.
En México, lamentablemente la enfermedad en su inicio no tuvo un buen manejo; como lo observamos, las últimas dos semanas de marzo estuvieron enmarcadas en un dime y direte del Presidente con sus funcionarios, resultando en que la primera víctima del coronavirus fue nada más y nada menos que el propio subsecretario y vocero de esta pandemia, Hugo López-Gatell, quien por más que se esforzaba no lograba hacer entender a su jefe que debíamos acatar ciertas medidas para evitar un crecimiento de este padecimiento
López-Gatell afirmaba algo en las noches y López Obrador lo contradecía en las mañaneras. Y fue así que después de dos semanas de refutaciones constantes y hasta de un regaño en público de la OMS por no querer decretar la Fase 2 y hasta un regaño de Thalía, que por fin se logró que nuestro mandatario dejara de lado sus prejuicios, sentido de percusión de esa “oposición” que “planea todo para derrocarlo o debilitarlo” y sus propias creencias de estampitas y herencias de nuestros antepasados, que dejó a Gatell hacer su trabajo y hasta le mandó al canciller Marcelo Ebrard para que no cupiera duda de su legitimidad.
Y hoy, una semana después y una vez que logramos que el Presidente saliera a declarar en un video, un viernes por la noche, que los mexicanos y mexicanas debían quedarse en casa y no como lo había dicho apenas unos dudas antes, seguir frecuentando los espacios públicos, es que por fin se le devolvió a López-Gatell la autoridad que le habían negado y con ello la confianza que muchos mexicanos necesitamos para saber que se están tomando las medidas necesarias.
Llegamos así a abril; vemos ya autoridades más comprometidas, enfocadas en brindar las condiciones óptimas a nuestros médicos y enfermeras, con un gobierno que ya no tiene dos voces cantantes, contradictoras entre sí y con una certeza de lo que puede pasar médicamente, pero con dudas en los escenarios económicos que sin duda destruirán negocios, changarros y empleos al por mayor si no se actúa inteligente, oportuna y no, ideológicamente.
Algo extra. Bien por los gobernadores que tomaron el tema en sus manos y no esperaron instrucciones del gobierno federal: Mauricio Vila, Enrique Alfaro, Pancho Domínguez, entre otros, serán reconocidos por actuar a tiempo en esta crisis, así como nuestro alcalde panista en Benito Juárez, Santiago Taboada, que anunció la inyección de 30 mdp para apoyar a establecimientos de su demarcación, así como su propio sistema de detección y atención telefónica a posibles casos de coronavirus. ¡Así se debe gobernar!
[nota_relacionada id=966055]POR ANA J. VILLAGRÁN
@ANAJVILLAGRAN
CONCEJAL EN LA ALCALDÍA CUAUHTÉMOC
eadp
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