El presidente de Donald Trump y sus clones en Brasil y Gran Bretaña están en el filo de la navaja ante el gran reto de vencer a la pandemia, de ello dependerá sus aspiraciones de poder en la era post-COVID-19.
De acuerdo con estimaciones científicas, se prevé que en Estados Unidos puedan morir hasta 240 mil personas de COVID-19. Pero ante esa emergencia Trump primero dijo —y quizá no quiera recordarlo— que era sólo una “gripa" y que no se haría nada. Días después reculó.Primero cerró las fronteras de su país prácticamente a todo el mundo, sólo dio algunas concesiones para continuar con los flujos comerciales con sus vecinos: Canadá y México.
Más tarde, llamó a una cuarentena, pero pronto se dio cuenta que tenía un costo comercial y electoral muy importante y quiso echarse para atrás, pero ya no pudo.No sólo eso, radicalizó su postura contra los 11 millones de indocumentados que viven en EU. Ellos no tienen derecho a atención médica y mucho menos a seguro de desempleo, aunque el magnate no debería olvidar que buena parte de ese sector es una importante fuerza de trabajo, paga impuestos y es uno de los pilares del poder económico de ese país.
Trump, que no pierde oportunidad para apapachar a su fieles electores, también anunció el despliegue en aguas latinoamericanas de un operativo para contener los flujos de droga hacia su país, pero con especial énfasis en Venezuela, un gesto muy importante para el voto latino conservador en Florida.
Con todos los reflectores puestos en la pandemia, Trump decidió cobrar venganza y corrió a Michael Atkinson, inspector general de la comunidad de Inteligencia de EU y una de la figuras clave para que se concretara el impeachment, del que por cierto salió librado.En cuanto al Trump brasileño, Jair Bolsonaro, no las tiene todas consigo.
Brasil tiene más de mil 50 muertos por COVID-19 y aunque de acuerdo con una encuesta de Datafolha, 59 por ciento de los consultados apoya que siga en el cargo, hay bastantes voces en el sector conservador –que lo llevó al poder– que exigen su cabeza. Bolsonaro también dijo que se trataba de un “gripita”, por lo que no quería utilizar medidas de contingencia.
Hoy el ejército de la mano del general Walter Braga Neto lo desplazó, ellos se encargan de la lucha contra el coronavirus y cada día se hacen más fuertes. Eso apesta a una conspiración. El otro Trump, el británico Boris Johnson fue internado en terapia intensiva, tras contraer el COVID-19, el asunto es que Reino Unido no ha podido contener los contagios y decesos, incluso la reina Isabel II tuvo que salir a pedir la solidaridad.
Para Boris, la pandemia es su verdadero primer gran reto como premier, porque el Brexit ya estaba demasiado sobado y es un proceso a largo plazo.Los gobernantes populistas deberían de tomarse muy en serio el coronavirus porque, de lo contrario, estarán sentenciado su permanencia en el poder: los pueblos también se cansan de barbaridades. [nota_relacionada id=965023]
POR ISRAEL LÓPEZ
ISRAEL.LOPEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX
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