Las grandes crisis son en realidad grandes oportunidades. Una persona escéptica, amargada, negativa, podría pensar que estar encerrado desde —hagamos un cálculo alegre— abril hasta junio; con —digamos— un bebé y dos adolescentes; en un depa de 100 metros cuadrados; preocupado por una enfermedad que se te puede contagiar por agarrar una lata de frijoles en el súper; en un país sin ventiladores ni mascarillas, porque decidimos venderlos en plena pandemia; con una pareja de la que llevas 10 años en proceso de separación; sin ayuda para el trabajo doméstico.
Con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) para enfrentar la peste más importante del último siglo, y con las perspectivaS de que los planes de nuestro Presidente logren frenar la crisis que nos espera al final del camino, un persona así, ya les digo, podría pensar que esta crisis es una pesadilla.
Esa persona se equivocaría. ¡No! ¡Sé optimista! Ve esto como una oportunidad, por principio de cuentas, de entregarte a la belleza indómita de aprender cosas nuevas. No, no me refiero a las cosas que se aprenden en los libros. Es posible que te impidan concentrarte los llantos del bebé, o peor: la música a tope de los adolescentes, que con gran gentileza amortiguan así los sonidos derivados de Pornhub.
Por razones similares, es poco probable que te entregues al deleite del género documental, que ya abunda en Netflix, en HBO, en FilminLatino. En cambio, es no sólo posible sino probable que aprendas esas cosas de orden práctico que, caray, has menospreciado por demasiado tiempo.
¿Ejemplos? Que los calcetines recién lavados no deben secarse en el horno; que el cloro ni debe usarse para desinfectar las manos, ni echarse directamente sobre la ropa en la lavadora; que meter la lata de frijoles al micro produce inquietantes fenómenos eléctricos; que tal vez no es un buen momento para ponerse familiar y hacer —por primera vez en tu vida— hot cakes para cinco personas, o que no hay que bañar al gran danés en la regadera mientras te duchas “para ahorrar agua”.
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Sí, no hay duda: saldremos de esta experiencia como seres humanos mejores, más completos, más instruidos, y además, por la convivencia 24x7, seres como le gustan a nuestro Presidente: plenos de amor familiar, más cerca de los nuestros y, sobre todo, de las nuestras, las mujeres de nuestra tribu, que, si se ocupa, ya nos explicó que son las mejores enfermeras.
¿Que todo esto no basta para levantarte la moral? Dame tu atención otro minuto, porque tengo un argumento inapelable. Con toda probabilidad, a esas horas dormirá todavía el bebé, mientras los adolescentes sin duda estarán jetones.
Así que podrás deleitarte con la primera y más importante fuente de… Iba a decir conocimiento. No: sabiduría. Con las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Así que sonríe. Hay razones para el optimismo.
POR JULIO PATÁN
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@JULIOPATAN09
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