El Presidente no ve más allá de las ventanas de Palacio Nacional. Aunado al lamentable informe del domingo por parte de AMLO, se viene el choque inminente con los empresarios mexicanos. Éste se va a dar por más que Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, o Arturo Herrera, titular de la SHCP, además de toda la ciudadanía, piensen que es el peor momento para reñir con el sector privado. Sabemos que el Presidente no escucha a nadie, pero ésta sería una gran oportunidad para hacerlo. En medio de esta crisis de doble cara, la sanitaria y la económica, hoy el Presidente debería de tomar decisiones responsables como es el respaldo a las empresas, a la inversión y a mantener los empleos. Pero parece que esto no le importa.
Parece que el Presidente no alcanza a sopesar que 86% de la inversión del país viene del sector privado. Tampoco se da cuenta que está propiciando la pérdida masiva de empleos, de poder adquisitivo y la disminución en el consumo será una factura muy alta que tendrá que pagar. Con qué cara le puede decir al empresariado mexicano que resguarde los empleos y salarios cuando él mismo no lo hace con los trabajadores del Estado. Cómo le va a pedir cuentas a Luisa Alcalde, secretaria de Trabajo, que dé resultados cuando —por decreto— echó por la borda los derechos laborales de los funcionarios y funcionarias.
Sólo en las últimas dos semanas de marzo se perdieron 346 mil empleos. Hoy las empresas dedicadas al turismo, es decir hotelería, gremio restaurantero, aerolíneas, transporte terrestre, bares, etcétera, cuentan ya con pérdidas millonarias y el Presidente prefiere mirar hacia otro lado.
Hay quienes sostienen que el decrecimiento del país será tan solo de 0.4 % y hay quienes dicen que será entre un -4% y -7%, otros, los más catrastofistas, comentan que se avecina una crisis de niveles posrevolucionarios. Lamentablemente habrá que tener la opinión de estos últimos, pues con las medidas adoptadas por el Presidente, todo indica que esta crisis económica será incontenible. Pelearse con el sector privado es la peor decisión e impactará a quienes menos tienen. En este sentido, dice el Presidente que admira a Franklin Delano Roosevelt, pero parece que no lo ha interpretado de buena manera. Y es que el presidente estadounidense con mayor número de años en el poder, el autor del New Deal, de aquel gran pacto social entre sociedad y gobierno, no podría entenderse sin revisar las acciones e influencia del economista británico John Maynard Keynes. Roosevelt escuchó a Keynes y echó a andar políticas económicas que hasta la fecha son ejemplo de estudio. Andrés Manuel no escucha a nadie. Ninguna persona en su gabinete económico es capaz de decirle que está equivocado.
[nota_relacionada id=962945 ]
Es momento que Arturo Herrera y Alfonso Romo le planteen firmemente un plan de acción en conjunto con el sector empresarial. Esta crisis no se va a resolver desde el patio de Palacio Nacional, esta crisis no se resuelve con—abrazos— ni con rifas insulsas, trenes o consultas amañadas. Estamos frente a la cornisa y el Presidente parece que está dispuesto a dar un paso al frente. Necesita escuchar a Keynes y México está obligado a ir en otra dirección.
POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR
lctl