Cierre de escuelas por COVID-19: nuevas oportunidades (II)

El cierre temporal de las escuelas como medida de aislamiento preventivo contra la transmisión del COVID-19 ha ocasionado que alrededor de 26 millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) se encuentren en casa a medio ciclo escolar con la necesidad de hallar recursos de apoyo para
continuar con sus propios aprendizajes.


Si bien es de reconocer que la SEP respondió rápida y acertadamente a la crisis, no sólo al cerrar las escuelas mucho antes de llegar a los mil casos contagiados, sino también con la creación del programa “Aprende en casa” para apoyar a estudiantes, docentes y familias, la solución puede no ser suficiente para satisfacer todas sus necesidades. Aunque la estrategia por televisión abierta -disponible en Once TV para educación preescolar y primaria, y en Ingenio TV para secundaria y bachillerato- puede llegar a
muchos más hogares que su complemento digital, también enfrenta retos importantes que pueden comprometer sus efectos esperados.


Uno, la experiencia de aula no se puede replicar en televisión, pues sus alcances y limitaciones distan considerablemente. La evidencia ha demostrado que la televisión puede ser efectiva para fines
educativos, pero -tal como Plaza Sésamo ha mostrado en sus más de 50 años al aire- para lograrlo, los programas deben ser suficientemente atractivos para mantener la atención de su audiencia. Resulta
difícil creer que al contar con clases de aproximadamente 10 minutos en las que docentes explican los contenidos de cada tema, tal como si estuvieran frente al aula, complementadas con cápsulas cortas
de caricaturas, se pueda mantener la atención de las NNAJ frente a la pantalla. Como el primer productor ejecutivo de Plaza Sésamo, David Connell, decía “primero debes lograr que lleguen a la
iglesia, antes de que puedas predicarles”.

Dos, la relación entre comprensión y atracción es bidireccional, ya que cuán atractivo sea un programa ayudará -o no- a atraer a los NNAJ para guiarlos a una mayor comprensión de los contenidos; y al mismo tiempo, es más probable que los programas logren atraerlos si son comprensibles y están
hechos a su medida. Por eso, los tiempos de cada actividad deben ser minuciosamente medidos, y deben atender las barreras para el aprendizaje y la participación que enfrentan las distintas familias, pues al día de hoy no están adaptados para todos: no hay traducciones a lenguas originarias ni a
lenguaje de señas y no cuentan con subtítulos.

Tres, los aprendizajes que se dan en contextos escolares se desarrollan gracias a que las NNAJ realizan diversas actividades con sus maestros, así como con sus pares. Pero como la televisión no cuenta con
todos estos mecanismos, el involucramiento activo de las familias guiadas por sus docentes es crucial para reforzar los aprendizajes.


Desconocemos si el cierre temporal de las escuelas se prolongue más allá del 30 de abril, sin embargo, las autoridades educativas tienen la oportunidad desde ya de mejorar estos recursos, y sobre todo
fortalecer los vínculos entre docentes y familias.

Gabriela Anzo/ Investigadora en Mexicanos Primero

@GabrielaAnzo