El secretario de Hacienda Arturo Herrera es muy enfático: si bien desde su posición debe respetar la autonomía del Banco de México, aun siendo miembro de la Junta de Gobierno, no duda en decir que “nosotros tenemos mucho” espacio para reducir la tasa de interés. Éste es quizá el llamado más angustioso desde el gobierno federal para que el gobernador Alejandro Díaz de León y la Junta tomen una decisión pronta y reduzcan la tasa. Es casi un clamor.
Es cierto que Banco de México debe marcar siempre su línea de independencia tanto con el gobierno federal —lo cual ha hecho a cabalidad y ha sido por todos reconocido—, como con el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, al que muchas veces sigue, pero a su propio ritmo. Pero en esta ocasión faltan más de dos semanas y media para la próxima decisión de política monetaria, lo cual parece una eternidad ante la velocidad con la que se está esparciendo el Covid-19 en el planeta y ante el impacto percibido y real que este virus está teniendo sobre la economía.
El riesgo de no actuar rápido podría condenar a México a un escenario recesivo para 2020, en gran medida derivado del virus. Las exportaciones chinas, por ejemplo, se desplomaron 17 por ciento en los primeros dos meses del año, causando una disrupción mayor en el comercio internacional sin que a la fecha se tenga un horizonte claro de cuándo podría terminar este problema. En Alemania, el sábado, se reportaron 684 caso de infección, 10 veces más que siete días antes, y causando preocupaciones gigantes en las cadenas de logística y suministro del sector automotor, con el CEO de Daimler declarando que podría haber una acentuación de los nacionalismos, lo que dañaría fuertemente al sector, de acuerdo con lo que reportó Reuters.
En este escenario Arturo Herrera parece ser el individuo más consciente del gabinete respecto de los riesgos que se acumulan monstruosamente sobre la economía del país. ¿Dónde están los secretarios de turismo, agricultura, comunicaciones, y de economía en un momento tan crítico? El secretario pide actuar con la cabeza fría, y explica que la volatilidad del peso “era algo que se esperaba”, mientras rechaza la necesidad de que la Comisión de Cambios intervenga el mercado, porque la fluctuación experimentada muestra precios del dólar similares a los que ya habíamos visto en el pasado.
Herrera está calmado, pero no parece que desea esperar mucho: el viernes anunció un gran paquete de inversión en vivienda, de $685 mil millones de pesos, 15 por ciento mayor al de 2019.
INVERSIÓN EN ENERGÍA
En dos semanas sabremos el tamaño del sapo que tragarán Rocío Nahle y Manuel Bartlett, cuando el presidente López Obrador anuncie los proyectos de inversión privada en energía, que deberán ser “super sólidos, para que el mensaje sea muy contundente”.
[nota_relacionada id=898398]POR CARLOS MOTA
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