Implementar programas que impliquen cualquier tipo de interacción social durante la pandemia es una decisión compleja, eso lo sabe el Gobierno de la Ciudad de México, que ha reconocido que aunque la distancia social es indispensable para disminuir la curva de contagio, hay grupos de atención prioritaria que no pueden ser desatendidos, por ello, encontrar el balance correcto es un reto de enorme relevancia.
Para lograr lo anterior, las medidas a tomar deben considerarse desde la lógica del pensamiento complejo y el reconocimiento de la coexistencia de realidades aparentemente contradictorias. Llevar a cabo acciones que protejan los derechos humanos elementales no solamente es una obligación estatal irrenunciable, sino un acierto en la política pública de contención en la ciudad. Los siguientes tres ejemplos pertenecen a esta categoría:
En primer lugar, se implementó un programa emergente de abastecimiento de agua para colonias con escasez por la temporada de estiaje. A través de éste, trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México y del Sistema de Aguas (Sacmex) abastecen aproximadamente un millón y medio de litros de agua diarios a personas y viviendas que carecen del servicio.
Sobrellevar esta crisis sanitaria sin agua sería inhumano y, por ello, se hacen esfuerzos por hacerla llegar a los lugares más apartados de la ciudad. A pesar de que se capacitó para implementar las medidas de higiene y salubridad y se dotó de equipo de protección a quienes proveen del servicio, se sabe que el riesgo de contagio aumenta con la interacción, pero no tanto como una colonia entera sin acceso a agua y sin posibilidad de lavarse las manos.
En segundo lugar se creó un protocolo para personas en situación de calle. En estos momentos de crisis, no tener agua para lavarse las manos constantemente es intolerable, pero no tener un lugar para #Quedarteentucasa raya en lo surreal. Las personas en situación de calle deben tener mecanismos de protección especial durante la emergencia, es por ello que la creación de este protocolo es un acierto importante. No solamente desde la perspectiva de los derechos humanos, sino también desde la salud pública.
Por lo anterior se ha implementado un servicio de asistencia social y cuidados a través de los Centro de Canalización y Valorización, Espacio Techo y Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS), que atienden diariamente un aproximado de 2 mil 150 personas, de las cuales 45 por ciento son personas mayores de 60 años. Hasta el momento no se han reportado casos de contagio en los centros.
Por último, se creó la estrategia Mujeres SOS para prevenir la violencia de género, en la que personas servidoras públicas visitarán 2 millones de hogares para brindar información, y poder identificar y auxiliar a mujeres víctimas de violencia familiar durante la cuarentena. Si el caso es urgente, la persona servidora pública llamará al 911 y se queda con la víctima hasta que lleguen los servicios de emergencia. Lo cual, para muchas mujeres en México, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
[nota_relacionada id=940334]POR ALAN AIZPURU
ANALISTA
@AIZPURUAKEL
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