La llegada del coronavirus paralizó casi a Estados Unidos y puso la fase inicial de la campaña presidencial, la selección de candidatos, en una especie de limbo que afecta principalmente a los demócratas.
La pandemia puso al país en una parálisis y obligó a la posposición de eleciones primarias (de votación por candidatos) y de hecho puso la atención de los estadounidenses en otros temas.
Más complicado aún, colocó al presidente Donald Trump, que busca la reelección, en el centro de la crisis. Si de por sí tiene la ventaja de visibilidad que le da estar en la Casa Blanca, su constante presencia pública como jefe del esfuerzo para enfrentar la pandemia y presumir de liderazgo en tiempos difíciles para el país.
Pude ser, ciertamente, un arma de dos filos, dados los problemas que enfrenta Estados Unidos y las contradicciones frecuentes entre el mandatario y los expertos en salud pública.
Esa ambivalencia se refleja en las últimas encuestas de opinión pública. De acuerdo con el diario The Washington Post, Trump ganó siete puntos de popularidad en el último mes y ahora con 47% de aprobación está en un empate técnico con el más viable aspirante demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, que tiene 49 por ciento.
Más allá, los votantes registrados apuntan ahora que Trump es más confiable en la economía, Biden en la atención médica.
Cuando se les pregunta a los votantes registrados en quién confían más para enfrentar el coronavirus, la diferencia es estadísticamente insignificante: Trump 47 por ciento y Biden 43 por ciento.
Pero es de todas formas una ventaja. Tiene un enemigo villano al frente, el coronavirus, y con ello puede convocar a la unidad nacional e invocar poderes extraordinarios que le hagan ver como líder decisivo. A cambio, sus posibles rivales demócratas están prácticamente fuera de la pantalla.
Para empezar, el proceso de selección demócrata no ocupa la atención pública y el impulso que aparentemente había logrado Biden pareció ser frustrado cuando parecía que tenía asegurada la victoria sobre su rival, el senado Bernie Sanders.
La suspensión de la campaña cambió la dinámica de la carrera, nadie sabe en que medida exactamente.
Sanders, que aparentemente meditaba ya su situación y la posibilidad de renunciar en favor de una candidatura unificadora alrededor de Biden, mantiene sus aspiraciones por lo menos hasta las primarias que en principio se realizarán en junio.
Trump solo tiene un rival por la candidatura republicana, William Weld, exgobernador de Massachusetts, pero hoy parece más bien simbólico.
Es posible que la campaña presidencial pueda reencenderse cuando pase lo peor de la crisis, pero su resultado en gran medida será definido por la actuación del mandatario y su impacto entre los estadounidenses. [nota_relacionada id=940259]
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE
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