Inevitablemente hoy todos los caminos llevan a la pandemia por coronavirus. Hace casi cuatro meses, una compañera periodista saltó de la impresión al leer en un despacho informativo que había un nuevo virus en China. Nadie en México, entonces, había visto la gravedad de lo que se avecinaba.
Le dimos seguimiento a la información del virus, que según los primeros reportes brotó en Wuhan, provincia de Hubei, donde había algunos enfermos. Día con día el monstruo de las mil cabezas comenzó a tomar forma, aunque aún desconocíamos su poder de contagio.
En esos momentos, el interés mundial estaba en la guerra comercial entre EU y China, el fallido Brexit y el fantasma de una recesión económica mundial que ya acechaba con fuerza. Todo, menos en que se avecinaba una pandemia de dimensiones bíblicas.El último día de 2019, China informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que un nuevo coronavirus se esparcía en su territorio y contagiaba a miles.
[nota_relacionada id=938355]Pero la pandemia tomaba forma, el aviso llegaba demasiado tarde.Según la prensa sudcoreana, el presidente Xi Jinping conocía desde mediados de noviembre el poder del COVID-19, pero prefirió ocultarlo para evitar daños económicos, y cuando dio parte a la OMS, el contagio ya estaba por toda China, y peor aún, se había embarcado hacia al mundo.
La OMS decidió no precipitarse y actúo de manera muy tibia —por decirlo menos—, alertó, pero tomando precauciones con el fin de no afectar los flujos de la economía mundial –que hoy sufre los estragos de esa política–, no fue sino hasta que el COVID-19 llegó a Italia que el organismo se vio obligado a declarar la pandemia. Hoy Italia sufre la muerte del doble de personas que en China; el COVID-19 no detiene su marcha, y pese a que ya tiene enferma a toda Europa, el siguiente en la lista es Estados Unidos, que está llamado a convertirse en el nuevo epicentro del contagio. Lo malo es que es nuestro vecino.
Una buena parte del mundo pensaba que el presidente Donald Trump tenía la reelección en la bolsa, hoy no es seguro; el COVID-19 puede ser su talón de Aquiles. El magnate está acostumbrado a provocar al enemigo para luego conseguir lo que quiere, pero en esta ocasión el enemigo (COVID-19) vino a desafiarlo.
De cómo lo enfrente dependerá su permanencia en el poder. Mientras, su probable rival demócrata, Joe Biden, nada de muertito. Todos los días las portadas de los periódicos se ocupan del coronavirus. El mundo se olvidó del show de Evo Morales, las denuncias de corrupción contra el rey emérito español, y de la disputa entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó por el control de Venezuela.
No sólo Trump está en riesgo, casi todos los mandatarios se están jugando el cargo, dependerá de sus estrategias para frenar el contagio y mantener el aval de sus gobernados. O ¿qué piensa usted? [nota_relacionada id=938381]
POR ISRAEL LÓPEZ
ISRAEL.LOPEZ@HERALDODEMEXICO.COM.MX
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