Escribo otra vez desde mi casa, esta vez no sólo para México, sino también para cualquier persona alrededor del mundo, porque creo que es hora de derribar fronteras y afrontar esto juntos.
Hace algunas semanas terminé de leer La Bailarina de Auschwitz de Edith Eger, y en estos días no he parado de pensar en ciertas frases que me han hecho reflexionar sobre lo que estamos viviendo.
No he dejado de asombrarme por este magnífico suceso que ha ocurrido en el transcurso de las últimas semanas, en cómo las personas han dejado volar su imaginación para afrontar esta situación con optimismo.
En su libro, Edith Eger dice:
Los peores momentos de nuestra vida, son en realidad los que nos llevan a entender nuestra valía”.
Y es aquí cuando pienso, ojalá que estos días de dificultad en todo el mundo, nos ayuden a redescubrir la fuerza que hemos olvidado que tenemos, la que se crea cuando todos nos juntamos por un sólo camino.
Ojalá que nos ayude a entender nuestro valor como humanidad, el valor que tenemos cuando trabajamos juntos.
Edith Eger tenía sólo 17 años cuando fue llevada a un campo de concentración en Polonia.
A través de su libro, comparte que aprendió que, “podemos decidir ser nuestros propios carceleros o podemos decidir ser libres”.
Es una realidad que vivimos la vida a través de lo que nos dice la mente y nos enseñan los ojos.
Puede que en estos días que pasemos encerrados en nuestras casas podamos sentirnos amarrados, desesperados, sin aire, pero es importante recordar que todo va a depender de lo que nos repitamos en la cabeza, de la actitud con la que afrontemos este suceso.
Porque no hay nada más poderoso que la mente y no hay nada más fuerte que millones de mentes unidas, caminando hacia una misma dirección. [nota_relacionada id=926917]
Sí, sí me he preguntado cuándo acabará esto, pero me he dado cuenta de que esa es una pregunta sin sentido, porque lo importante en este momento es estar convencidos de que saldremos adelante, de que todo pasará si logramos permanecer unidos, construyendo redes de apoyo entre nosotros, y sobre todo decidiendo ser libres mientras estamos encerrados.
Decidiendo ser libres al aprender algo nuevo con cada día de encierro, al aceptar nuestras responsabilidades con el mundo, al sacarle provecho al tiempo que tenemos, decidiendo ser libres al tener la mentalidad de que lucharemos hasta el final.
En el día a día muchas veces nos enfocamos en dar sólo para recibir, en tener constantemente la razón, en que se haga siempre lo que queremos, en recibir crédito.
Envolvemos nuestra persona en el egoísmo y nos olvidamos que la vida se construye en conjunto, y que venimos al mundo juntos.
Es hora de entender que nos necesitamos los unos a los otros, que incluso cuando estamos separados por cuatro muros y un techo, no podemos seguir adelante solos.
No olvidemos que la unión es imprescindible, el egoísmo ya ha vivido en nuestras calles por demasiado tiempo.
Ante esta situación, decidamos liberarnos de los prejuicios que dividen las fronteras, liberarnos de las ideas que nos impiden conocer gente nueva.
Usemos nuestras diferencias como pegamento, para mantenernos juntos y avanzar.
También la tecnología para repartir este pegamento. Descubramos la magia que podemos crear cuando por nuestras diferencias aportamos un granito de arena con nuestros conocimientos, optimismo, motivaciones, y pasiones.
Descubramos la magia que podemos crear cuando aprendemos de los demás.
Y así, permanezcamos siempre juntos para que cuando el tiempo llegue, crucemos la meta unidos como lo que somos:un sólo mundo. [nota_relacionada id=925260]
Por Mari?a Milo
Instagram:@mariaamilo
eadp