Centros penitenciarios, donde 'Susana Distancia” no gobierna

Por si los problemas de autogobierno, cobros indebidos (corrupción), insuficiencia de custodios, falta de capacitación y trabajo para internos, sobrepoblación, problemas de higiene, así como adicciones y deficientes servicios de salud en la mayoría de los penales del país no fueran suficientes, ahora se agrega el riesgo de contagio por coronavirus.

Esta pandemia llega cuando la sobrepoblación comenzaba a resolverse en lo general en los centros penitenciarios del país, aunque en lo particular aún existieran rezagos como en el Estado de México con 106% de sobrepoblación, Nayarit con 75%, Durango con 74% y Puebla con 27% de acuerdo al INEGI.

Es justo en estos espacios donde “Susana Distancia” tiene su mayor reto en la actual coyuntura, ya que una población penitenciaria contagiada masivamente de alguna enfermedad puede generar motines capaces de desestabilizar cualquier gobierno, es decir que, si el coronavirus llegara atravesar la aduana de ingreso para internos o para visitas, los Centros de Reinserción Social podrían convertirse en verdaderas “bombas de tiempo”.

Si a nivel federal y estatal a “Susana Distancia” no le será fácil impedir que las personas privadas de la libertad se contagien de coronavirus, a nivel municipal será más complejo en virtud de que existen penales donde la sobrepoblación rebasa el 500%, como en el caso de Tepeaca, Puebla, donde el más reciente reporte indica que es del 521%. Dicho en otras palabras, donde debería dormir uno, duermen cinco.

Sin ir más lejos, con solo darse una vuelta por los Reclusorios Norte, Oriente y Sur de la Ciudad de México cualquiera se daría cuenta de que las medidas impulsadas por la autoridad local, aún con la ayuda de “Susana Distancia”, comienzan a ser rebasadas.

Pese a que la capital del país ya registra un superávit de “espacios disponibles” en sus penales (llamarle “camas disponibles” es un eufemismo digno de tecnócratas), todavía es común observar que en un espacio destinado para 4 internos conviven y duermen hasta 8, lo cual podría echar por tierra cualquier esfuerzo de la citada heroína.

Si hablamos de algunos centros penitenciarios del Estado de México, las cosas se complican, ya que en penales como el de Chiconautla, ubicado en el municipio de Ecatepec, el número de internos que pernoctan en un mismo espacio es mucho mayor.

A lo anterior habría que agregar que cuando es día de visita la densidad poblacional se incrementa significativamente, situación que se agrava con la falta de controles y protocolos para detectar personas contagiadas con el letal virus que acuden a ver a sus familiares.

En síntesis, no será fácil que los lineamientos que dicta “Susana Distancia” apliquen para los centros penitenciarios estatales y municipales, sino también a nivel federal, donde el problema principal no es la falta de espacios sino de custodios que están siendo reclutados por gobiernos de los estados que les ofrecen mejores salarios y prestaciones.

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Peor aún, en los Centros Federales de Reinserción Social ya empiezan a presentarse problemas de contagio por coronavirus, pero no habrían sido dados a conocer para no generar temor entre la población penitenciaria y los mismos custodios. El tiempo se agota y el trabajo para “Susana Distancia” se acumula, peor aún, esta situación no puede esperar.

POR FACUNDO ROSAS
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