Miriam Leyva llegó de Madrid en el vuelo 6403 de Iberia, mismo en el que aterrizó mi suegra y un día antes del vuelo que trajo del mismo lugar a Martha, la primera mujer fallecida en México por coronavirus. Era diabética. Ninguna autoridad sanitaria la atendió en su enfermedad y su muerte se dio antes del resultado positivo del contagio de COVID-19.
Martha estaba contagiada y no formaba parte de la lista que sorprende al mundo por el bajo índice de infectados. Desafortunadamente se incluyó en las estadísticas cuando fue su deceso, si hubiese sobrevivido no sabríamos que estaba contaminada. Ni a Martha, ni a Miriam, que se trasladó en Uber del aeropuerto a su casa en la alcaldía de Benito Juárez, ni a mi suegra las buscó alguna autoridad sanitaria. Mi suegra sigue aislada desde el primer día como Miriam, quien en el trayecto del vuelo empezó con dolor de cabeza espantoso, recuerda.
En ese momento no se alarmó. Supuso que era porque no había dormido bien. Sin darle mayor importancia ingirió paracetamol. Al bajar del avión, le tomaron la temperatura con el sensor disponible en el aeropuerto de la CDMX. “Salí bien”, me dice, pero el dolor de cabeza no desapareció. De hecho, cuando llegó a casa, era más intenso y empezó a sentir escalofríos. Sus hijos se fueron de casa, con su padre, un médico distinguido del sector público y privado, quien por los síntomas supuso que Miriam tenía COVID-19.
En la mañana siguiente, al despertar tenía fiebre de 38.9 grados, dolores en el cuerpo y punzadas en las articulaciones. Entonces empezó a sugestionarse porque las noticias revelaban que en España crecía de manera imparable la propagación de personas infectadas con el coronavirus, a tal grado que el martes pasado la madre patria desplazó a China del segundo lugar en contagios.
El exesposo de Miriam recomendó que tomara flanax y paracetamol. Desde un día antes, el domingo de su llegada, lanzó un SMS al 515 con la palabraCOVID-19 para declarar su posible enfermedad.
Como respuesta inmediata recibió un test con más de 15 preguntas. Una de éstas era si había viajado, si tenía fiebre y dolor de cabeza. “De acuerdo a tus respuestas existe un riesgo alto de tener COVID-19. Si bien en este momento no tienes un riesgo muy alto (sic) nos gustaría darle seguimiento a tu caso, número Covid-200322-045932”, fue la respuesta y quedaron en comunicarse con ella.
Pasaron 10 días sin que se comunicaran. En esos días no disminuyó su temperatura. Hasta ayer que hablé con ella, el 515 de SMS se había comunicado preguntándole cómo se sentía. Aún convalece en soledad. Miriam por fortuna es una mujer sana y eso seguro le ayudará. Pero es un caso más de los que no se suman a la lista, esa que sorprende al mundo con apenas poco más de 400 casos positivos. Deseo que Miriam se recupere pronto.
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UPPERCUT: El domingo contaré aquí la historia de una chica con síntomas de coronavirus que acudió al Vive Latino y nadie le hace la prueba. [nota_relacionada id=934453]
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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