El coronavirus y el arte

En este momento leer, escribir, ver todas las películas que tenemos pendientes y asimilar el conocimiento es primordial para las neuronas

El mundo está cambiando y aún no sabemos la forma que tendrá cuando todo esto termine. El vértigo que provoca la rapidez con la que avanzan los contagios ha forzado a nuestro cerebro a priorizar y a pensar en cómo sobrevivir a una crisis que todavía no muestra su lado más amargo. Son muchas las preocupaciones individuales frente a una crisis colectiva, así que tendremos que sacar de nuestro ADN ancestral, la información que ya tenemos para sobrevivir en muchos sentidos.

Sin embargo, las estrategias de supervivencia primaria no es lo único que nuestra composición sanguínea tiene para ofrecernos, porque con el paso de los días nos daremos cuenta de la necesidad que tendremos de pintar lo que sentimos o de escribir las crónicas de nuestra nueva cotidianidad, por ejemplo. Y es que, cada vez que la humanidad se ve sacudida por un parteaguas como el actual, el arte toma terreno y comienza a dibujar la fisionomía del contexto histórico y de un futuro incierto, ya sea en forma de cuento, de pintura, de coreografía, de video o de meme

El medio para expresarse da igual, lo importante es saber que venimos equipados con conocimientos y deseos intelectuales que nos reforzarán la fortaleza moral y que serán también una válvula de descompresión para soltar algunas de nuestras frustraciones y temores.

En este momento leer, escribir, ver todas las películas que tenemos pendientes y asimilar el conocimiento es primordial para las neuronas, que hoy más que nunca necesitan alimentarse para estar en forma. De esta manera, el cerebro estará atento y podrá diferenciar mejor las cosas importantes de las que no lo son, con todas las sinapsis que vamos a generar (es decir, puentes nuevos entre las neuronas, que se generan al obtener conocimiento o realizar cosas que nunca hacemos).

Puedo sospechar que, en pocos días, las imágenes, carteles y frases cortas pero contundentes llenarán aún más nuestro universo internáutico, y que nos sentiremos identificados con muchos de ellos. Con una cuarentena global y con el mundo concentrado en un sólo tema, supongo que el universo de la conciencia colectiva será inconmensurable, y que de las reflexiones en común -aunque se concibieran por separado- surgirán las reglas de un juego que estamos por conocer.

Por lo pronto muchos artistas y maestros de todas las disciplinas están dando talleres virtuales, lo que abre una puerta interesante para aprender del conocimiento de grandes creadores. Tendremos el tiempo de cultivarnos por placer porque esta es una oportunidad única, aunque las razones no sean las mejores.

Sin embargo, hay otro lado de la moneda que no es tan alentador. Al menos en México, a los artistas se les paga mal o mucho después de que entregaron su trabajo, como sucede cuando uno labora como proveedor del gobierno, y eso incrementa la crisis que estamos padeciendo, por los nervios de no tener manera de comprar insumos o medicamentos en caso necesario.

Sería bueno que también contemplaran liquidar a la brevedad las deudas pendientes con la gente que vive de esto, porque en el mundo del arte rara vez se tienen sueldos fijos y comprar un libro o un cuadro en momentos como los actuales, pasa a un tercer plano del que es difícil escapar. [nota_relacionada id=933693]

POR JULEN LADRÓN DE GUEVARA

CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX

@JULENLDG

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