Covid-19: Reacción tardía

Con 475 casos confirmados y seis muertes por coronavirus en el país, el gobierno federal ha decretado la fase 2 de la contingencia. Un día después de que la Organización Mundial de la Salud dijera que México ya estaba en esa etapa. Tres semanas después de que empresarios, escuelas privadas y ciudadanía en general comenzaran a tomar medidas para evitar la propagación de la pandemia.

La medida, que implica una serie de restricciones más extremas, como la cancelación de concentraciones de más de 100 personas en la administración pública, el cierre de cines, guarderías, teatros, bares y restaurantes, ha llegado tarde, pero sin sueño. Vaya, aunque nunca es tarde para comenzar a hacer lo correcto, el costo va a ser mayor que si se hubiera comenzado a tomar este escenario hace tres semanas.

Un ejemplo: es como cuando una persona con diabetes debe decidir amputarse el dedo de un pie, por la falta de cicatrización y la necrosis que comienza a invadir ese miembro. Cuanto antes lo decida será mejor, pues, de no hacerlo pronto, de nada servirá desprenderse del dedo. Aunque radical la medida, es mejor hacerlo a tiempo o, en casos extremos, la amputación deberá hacerse mucho más arriba de la extremidad. Hoy, el que el gobierno federal no haya decidido “amputarse el dedo gordo del pie” va a implicar que el corte sea más arriba, poniendo en riesgo mucho más.

En otras palabras: la decisión de haber esperado hasta ahora para frenar actividades que impactan la economía, para evitar un estancamiento en la generación de recursos, justamente será la causa de que, ahora, la economía se vea más frenada.

En sólo una semana, para ponerlo en números fríos, los casos de coronavirus confirmados en el país crecieron 302 por ciento. El 18 de marzo se registraban 118; ayer, el último corte fue de 475 casos. Es decir, 357 casos más.

¿Qué podemos hacer ahora? Continuar asumiendo nuestra responsabilidad cívica, acompañar las medidas del gobierno federal y mantener el distanciamiento social son las mejores herramientas. No salir de casa, salvo para las actividades necesarias, es imperativo.

Las autoridades tienen ahora, en sus manos, una tarea mucho más mayúscula que al inicio de la crisis: frenar el contagio y, al mismo tiempo, impulsar la economía.

Con respecto al inicio de este sexenio, el peso se ha depreciado 35 por ciento (rozamos los 26 por dólar) y el barril de crudo ha perdido 68 por ciento de su precio. Lo que no debemos perder es la solidaridad. Apoyar a los negocios pequeños y comprar en las tiendas de barrio hará una gran diferencia. Y, sobre todo, dejar de lado el discurso de polarización social, como el que han establecido algunos personajes (verbi gratia, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa), es lo más necesario hoy.

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POR HUGO CORZO
HUGO.CORZO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@HUGO_CORZO

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