Ante la pandemia del COVID-19, el gobierno mexicano ha demostrado su incapacidad a nivel nacional e internacional. Han sido los gobernadores quienes, frente al llamado de la Organización Mundial de la Salud, comenzaron a tomar decisiones para evitar la propagación del virus. La administración federal, una vez más, se ha ocupado de minimizar una realidad que afecta al planeta.
Los presidentes de todo el mundo han tomado decisiones contundentes; en América Latina sólo México y Nicaragua no han tomado acciones a nivel nacional. Argentina, Bolivia, Colombia, El Salvador e incluso Venezuela, han decretado cuarentenas; Chile, Ecuador y Perú impusieron toque de queda y el resto cerraron sus fronteras.
México ha fallado en tres aspectos fundamentales para prevenir y atender la pandemia: la falta de información sobre el coronavirus; la falta de protocolos y realización de pruebas y el oportuno distanciamiento social.
Apenas el domingo, el Presidente llamó a seguir saliendo a las calles; mientras que la semana pasada, en la CDMX, se permitió la celebración del Vive Latino, con una afluencia de 40 mil personas, a pesar de que ya se contaban más de 50 casos confirmados.
Detectar los casos de COVID-19 es fundamental, pues los números en Asia y Europa demuestran que entre más pruebas se realicen y se detecten oportunamente los contagios, la cifra de letalidad es más baja. Por ejemplo, Corea del Sur ha realizado 5 mil 832 pruebas por millón de habitantes y su tasa de mortalidad se mantiene en 1.1%; en Alemania se han hecho 3 mil 859 test y su mortalidad es de apenas 0.3%; en contraposición, Reino Unido realizó poco más de mil pruebas con una letalidad de 4.4%, mientras que España va en 642 pruebas y su mortalidad es de 3.7%. En México, según estimaciones de la Universidad de Oxford, se han aplicado 2.1 test por millón de habitantes.
Sobre los hospitales, el gobierno mexicano calcula que habrá 250 mil enfermos, de los cuales10 mil requerirán de cuidados intensivos, sin embargo, el doctor Alejandro Macías, ex comisionado para atender la Influenza H1N1 en 2009, señaló que únicamente se cuenta con 3 mil camas de terapia intensiva, insuficientes para el peor momento de la pandemia.
Según el director de Promoción de la Salud del gobierno federal, la apuesta es que los contagios sean paulatinos como sucede en Japón, para evitar la saturación de los hospitales, pero omite que mientras el
país asiático invierte más de 9% de su PIB, México apenas alcanza 2.5%. Lo alarmante es que las autoridades sanitarias mexicanas lo tomaron a la ligera y apostaron por una política de “obedecer al Presidente” y sostenerse de amuletos e imágenes religiosas.
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En estos momentos de emergencia sanitaria, la administración de López tristemente no da señales de unidad, pero es fundamental que cerremos filas sociedad civil y gobierno. Comencemos por unificar las acciones preventivas que nos ha indicado la OMS.
POR MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO
SECRETARIA DE ASUNTOS INTERNACIONALES DEL CEN DEL PAN @MARIANAGC
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