En días pasados y en medio de la contingencia sanitaria por el COVID-19 legisladores de la bancada de Morena ingresaron una iniciativa para reglamentar la reelección en nuestro país, esto trajo diversas críticas de la oposición, pero también de amplios sectores del movimiento incluidas las del propio AMLO.
¿Y esto por qué es asunto de todas y de todos? Pues porque si bien es cierto que las y los diputados tienen todo el derecho de legislar sobre los temas que son de su interés también lo es que todas y todos ellos llegaron con una plataforma y en gran medida repitiendo lo que el propio AMLO plateaba en diversos mítines ¡no a la reelección! Gritaban.
Después de las reacciones negativas empezaron las justificaciones, entre las más socorridas se esgrimió que esta legislatura no fue la responsable de la aprobación de la reelección, sino que esa pésima decisión fue tomada por quienes eran legisladores del pacto contra México en el 2014, cosa que es cierta sin embargo por sentido común cuando se detecta una mala decisión se buscan los mecanismos para revertirla y no para adecuarla beneficiándose de ella.
Eso es lo que haría cualquier ciudadano que dice coincidir con morena y con AMLO pero no estamos hablando de cualquier ciudadano, he ahí el otro argumento de los y las impulsoras de la reforma, se han defendido apelando a la “profesionalización” que se requiere para ser legislador y como ellos ya lo fueron 3 años pues para que buscar que sean otras y otros bastaba más.
Que lejos quedó aquello de que bastaba ser honestos, que lejos quedó aquello de que el mecanismo de profesionalización, capacitación y formación en morena sería el Instituto de Formación Política, ahora no hay alternativa para la profesionalización legislativa que no sea ser diputado…unos genios.
El otro argumento que presumieron fue la rendición de cuentas o la calificación de la población sobre la actuación de quien fue electo o electa que, por cierto, omitieron decir que formaba parte de la motivación planteada en 2014 y que esta reforma echa por tierra ya que para que este principio se materializara tendría que ser la población del mismo distrito la que tuviera la oportunidad de reconocer o condenar a través de su voto a los legisladores, pero los promotores de esta nueva reforma plantea a los diputados la posibilidad de reelegirse postulándose en un distrito distinto al que originalmente los eligió, vaya rendición de cuentas.
Sin duda la reelección es motivo de un debate serio y debe ser abierto a la ciudadanía para que se valoren cuáles deberían ser, en caso de aceptarse, los criterios que se tomen en cuenta para un verdadero ejercicio de rendición de cuentas, cómo se incluyen parámetros cuantitativos y cualitativos del ejercicio legislativo o de gobierno y que vaya más allá de privilegios como contar con personal, recursos, dietas y otras ventajas que los que le “hacen caso” al presidente decían combatir.
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LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
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