En 2015, por iniciativa de los gobiernos de Argentina y Noruega, se convocó una conferencia internacional sobre escuelas seguras en Oslo, bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas. El resultado fue una declaración en la que los estados parte se comprometen a proteger a los estudiantes, los profesores y las escuelas en contextos de conflicto armado, asegurar la provisión continua de servicios educativos y a implementar lineamientos para impedir el uso militar de las escuelas.
A la fecha, más de la mitad (102) de los países del mundo se han sumado a esta declaración. México no se cuenta entre ellos. Es momento de dar el paso y asumir ese compromiso.
El propósito de esta iniciativa es hacer todo lo posible para que las escuelas y las universidades sean lugares seguros, incluso en contextos de conflicto armado. Se sustenta en una serie de convicciones sobre la importancia de proteger a la educación y a quienes la hacen posible:
1. Todas las niñas y los niños tienen derecho a una educación sin miedo a sufrir violencia o ser atacados.
2. Todos los maestros, profesores y trabajadores de la educación tienen derecho a enseñar e investigar en condiciones de seguridad y dignidad.
3. Todas las escuelas deben ser entornos seguros para que los estudiantes aprendan y alcancen su máximo potencial, incluso en situaciones de guerra.
4. Todas las universidades deben ser lugares seguros para que los estudiantes y el personal académico desarrollen el pensamiento crítico e independiente y puedan sacar provecho del conocimiento adquirido.
Hace un llamado a la protección de la libertad académica y de la libertad de asociación en las universidades, así como la necesidad de adoptar y promover aproximaciones “sensibles al conflicto” en la educación que reciben los niños y jóvenes alrededor del mundo.
Afortunadamente, nuestro país se encuentra al margen de conflictos armados internacionales; sin embargo, México tendría mucho que aportar a los trabajos de la conferencia que le da seguimiento a esta declaración y que se ha reunido en dos ocasiones posteriores a la reunión inicial de 2015.
El desarrollo de programas como el Programa Nacional de Convivencia Escolar o el de Mochila Segura son algunos ejemplos de buenas prácticas que podrían abonar al avance de la educación para la paz alrededor del mundo.
Te invito a que conozcas mejor esta iniciativa y te sumes a la petición para que el gobierno de México ratifique la Declaración de Escuelas Seguras.
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POR CYNTHIA LÓPEZ CASTRO
DIPUTADA FEDERAL POR EL PRI
@cynthialopezc1
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