Lecciones de la pandemia COVID-19 para la crisis climática

La pandemia de COVID-19 deja al menos dos lecciones para atender la crisis climática. La primera es que ignorar la ciencia y privilegiar las ganancias políticas de corto plazo, como lo han hecho muchos gobiernos al decidir no actuar oportunamente para vencer la epidemia, tiene consecuencias terribles, incluyendo la pérdida innecesaria de miles de vidas. Algo similar, aunque en esteroides, ocurre con el calentamiento global. 

A diferencia del COVID-19, que es una crisis inmediata y que podrá detenerse en unos meses, la crisis climática es gradual y sistémica. La comunidad científica lleva décadas generando evidencia, advirtiendo que el aumento de la temperatura planetaria a más de 1.5 º C, producto de mayores emisiones de CO2, conlleva el alto riesgo de alterar irreversiblemente el sistema climático.

Este cambio provocaría impactos dramáticos, de gran envergadura e inmanejables que podrían, en el peor escenario, cuestionar la supervivencia misma de la humanidad. La mayoría de los gobiernos ha ignorado esta ciencia. Hoy estamos en 1.1 º C y en la trayectoria para rebasar más 3º C.

Esta inacción es aún más aterradora si consideramos que el número de muertes asociadas al cambio climático ya es mucho mayor al que se registrará al final de esta grave pandemia. Es sabido que el calentamiento global cobra cada vez más vidas, por ejemplo, por la proliferación de enfermedades como el dengue y la malaria o por muchas calamidades, como los devastadores incendios, tormentas, huracanes, etc.

Para dimensionar, consideremos que anualmente, según la Organización Mundial de la Salud, 7 millones de personas, incluyendo más de 500,000 niños menores a 5 años, mueren por enfermedades vinculadas a la contaminación atmosférica que genera la combustión de energías fósiles. El dato para Estados Unidos es de 100,000, y para China, 1 millón!

En el peor escenario, se calcula que las muertes por el COVID19 pueda llegar a 1.7 millones en Estados Unidos; en China, se han registrado 3,250. Dada la experiencia con la actual pandemia, los gobiernos podrían pasar a la acción y ofensiva climática, acelerando la transición energética, y con ello resucitando la economía y reduciendo el número de muertes por contaminación al aire.

Una segunda lección es el poder de una sociedad informada y solidaria como elemento indispensable para enfrentar exitosamente la pandemia. Muchos de los países que han contenido la epidemia son aquellos que tomaron medidas draconianas para efectivamente confinar a la población en sus casas. Donde no, estamos viendo las consecuencias. En países como México o Brasil, la sociedad está rebasando a sus dirigentes.

También alrededor del mundo ya son comunes las expresiones espontáneas de solidaridad, del personal de salud, del público hacia estos nuevos héroes, de jóvenes distribuyendo comida a los ancianos y de muchos apoyando a los pobres y a los que se quedan sin empleo. De todas estas, una es crucial para resolver la pandemia: la solidaridad intergeneracional, la de los jóvenes que se sacrifican confinándose para evitar el contagio a la población más vulnerable.

Hoy, queda claro que no es imposible cambiar nuestro estilo de vida, por ejemplo, sacrificando nuestros viajes aéreos. Nada impide que continuemos con estas y otras acciones en solidaridad con las nuevas generaciones y los más vulnerables para impedir la catástrofe climática. [nota_relacionada id=926322]

POR ISABEL STUDER

ASOCIADA SENIOR, THE ATLANTIC COUNCIL

SABEL.STUDER@SOSTENIBILIDADGLOBAL.ORG

@ISASTUDER

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