Más y más fronteras se cierran día con día. Turistas varados claman por ayuda mientras aguardan en hoteles y aeropuertos un vuelo al cual subir y un país que les tienda la mano para sacarlos del atolladero.
Cientos de mexicanos andan en esas en distintas partes del mundo. La Secretaría de Relaciones Exteriores y sus embajadas reciben múltiples peticiones de ayuda. Intentan traerlos. Unas veces lo logran con prontitud, otras se atoran por mezquindades que en otro momento abordaremos.
Los cierto es que muchos países están cerrando sus puertas con llave. El gobierno mexicano no ha querido sumarse a ello. Somos “humanitarios”, ha dicho el Presidente, tenemos que apoyar a quienes lo necesitan. Así ocurrió desde el primer momento, cuando un crucero (el Meraviglia) rechazado en islas caribeñas por temor al coronavirus, pidió ayuda en Cozumel.
Nuestros aeropuertos siguen abiertos a propios y extraños (si bien acaban de reforzarse las medidas de protección sanitaria).
Pero nuestra frontera norte no tarda en cerrarse. Y no por gusto propio. Hoy mismo, a petición y por decisión del gobierno de Donald Trump, podría darse el cerrojazo.
El Departamento de Estado pidió a sus ciudadanos que se encuentren en el extranjero hacer los arreglos pertinentes para el regreso “inmediato” a Estados Unidos, “a menos que estén preparados para permanecer en el extranjero por un periodo indefinido”.
Cada país hace lo propio. Con anuncia de sus vecinos o sin ella. El temor a la pandemia del COVID-19 se impone.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido “alejarnos inmediatamente de una situación en la que cada país está llevando a cabo sus propias estrategias de salud” y avocarnos a una que garantice “una respuesta global coordinada”.
Esa estrategia deberá incluir ayudar a los países que están menos preparados para enfrentar la crisis, pidió: “Un país rico no debe convencerse de que sólo tiene que ocuparse de sus propios ciudadanos. Podrían morir millones de personas y eso es absolutamente inaceptable”.
Para Guterres, el enfoque debería estar en ayudar a los más vulnerables: los trabajadores de bajos ingresos y las pequeñas y medianas empresas, lo cual significa “apoyo salarial, seguro, protección social, prevención de quiebras y pérdida de empleo”.
Pero sus palabras –dirigidas particularmente al G20– parecen caer en oídos sordos.
Del dirigente de la ONU sólo retumba una frase de su discurso: “Estamos en guerra con un virus”.
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GEMAS: Obsequio del subsecretario para América Latina de la SRE, Maximiliano Reyes Zúñiga, ayer por la tarde: “Acaba de despegar el vuelo Lima–CDMX con 154 mexicanos a bordo; despega el vuelo de @Aeromexico desde la ciudad de Lima rumbo a la Ciudad de México”.
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POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA
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