En la última pandemia en nuestro país se confirmaron más de 72 mil casos, sin embargo, en Estados Unidos se registraron más de 60 millones, y económicamente significó para México una pérdida de 0.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). La clave en ese momento, según los expertos, fue la contención oportuna.
Sin embargo, esta vez la percepción general es de un grado de vulnerabilidad de todos los que habitamos en este país.
Y no es para menos, tenemos el caos perfecto para que el COVID-19 se apodere de nuestras vidas, ya que existe una innegable situación económica endeble, con un dólar por arriba de los 23 pesos y el precio del barril del petróleo vale menos de un dólar; además de la incertidumbre del gobierno, la falta de una autoridad que tome las riendas de la situación y diga qué es lo que tenemos que hacer y cómo lo tenemos que hacer.
En la Cámara de Diputados se aprobó un presupuesto para el nuevo Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que debiera de enfocarse en el control y manejo de este desafío que es de todos. El anuncio de apenas 3 mil 500 millones de pesos pareciera ínfimo, para el manejo y los daños colaterales que deben irse atendiendo paralelamente.
¿Qué pasará con los más de 30 millones de mexicanos que están en la economía informal y que viven al día? ¿Qué sigue? ¿Cargarle más la mano a los millones de mexicanos en la economía formal que hoy estarán siendo el colchón de el peso y el petróleo terriblemente debilitado? Ahora bien, hablemos en específico de las mujeres, quienes desde hace 15 meses cuentan con un escenario muy adverso; a la par de los feminicidios y la violencia de género, no hay un piso parejo en oportunidades y las políticas públicas en nada ayudan a nuestro desarrollo pleno.
Y peor aún, enfoquémoslo en las más de 3 millones de jefas de familia que están en condición vulnerable y que un día sin trabajar les significa no tener que comer.
Sin duda, antes, el programa Prospera hubiera sido un colchón que les hubiera garantizado sus necesidades básicas, pero hoy, están desprotegidas.
El Gobierno de México se ha encargado de decirnos una y otra vez que no, no nos tiene en mente, ni nos tendrá.
Por eso, como legisladora, como mujer y como hija de una madre que me sacó adelante ella sola, es que propuse reformar y adicionar los artículos 17, 19, 33 y 38 de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, que es una iniciativa que le otorgará apoyos a las jefas de familia, la cual fue aprobada por la Cámara de Diputados de forma unánime.
El próximo paso es que sea discutida y, en su caso, aprobada por el Senado para hacerse realidad.
Hoy, lastimosamente, ante esta emergencia nacional, seguirán desprotegidas, ya que de eso se encargó el actual gobierno; sin embargo, muy pronto ya no será así, de eso, nos estamos encargando en el Congreso de la Unión.
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POR ANILÚ INGRAM VALLINES
DIPUTADA FEDERAL
@ANILUINGRAM
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