COVID-19, se buscan líderes

Algo que el coronavirus ha evidenciado, es que a -nivel mundial- han escaseado líderes en posiciones formales de autoridad que transmitan confianza. Líderes capaces de contextualizar el desafío, apoyarse en datos duros, comprender las complejas interconexiones y semblantear una visión de futuro que genere esperanza genuina. Si bien el liderazgo, como decía mi hermana Maite (QED) -una autoridad en la materia-, no se sujeta a las estructuras, sino en la acción individual -más allá de su posición- para asumirse como parte de la solución, la realidad es que al mundo le han faltado LÍDERES. Líderes eficaces, capaces de sostener pensamiento complejo, empáticos, con sentido de realidad, respeto por la Tierra y que demuestren verdadero amor a la vida. Líderes que antes de tener un cargo, se encargaron de construirse como personas conscientes.

Si detrás de cámaras y micrófonos vemos personalidades engolosinadas consigo mismas y siguiendo su propia agenda, nos toca buscar liderazgo en otro sitio: en el espejo. Sí. Tú, yo, cada uno de nosotros, desde nuestra trinchera, tenemos la posibilidad y la obligación de interpretar la realidad, decantar elementos de menor valor, priorizar opciones y actuar.

Los grandes desafíos a veces sacan lo peor, pero sobretodo, sacan lo mejor de nosotros. En el terremoto del 19S, nos pusimos en movimiento, nos hicimos más humanos e interesados en el bien común. Llegamos a creer, que esa bondadosa forma de relacionarnos había llegado para quedarse, pero no fue así. Las inercias son canijas, y pasada la urgencia, la piel regresó a ser gruesa y volvimos a orbitar en nuestra trayectoria egoísta, alrededor de nuestros propios intereses.

Pero la pandemia viene preñada con una nueva oportunidad para despertar individual y colectivamente a nuestra misión como especie en este planeta. Aunque parte de nuestra población sigue escéptica, hay señales de alerta. Y ojalá no sea tan grave, pero seguro será menor si somos prudentes y nos quedamos en casa. Y en ese espacio de distanciamiento social, permanecemos quietos. Y tal vez sea incomodo, pero será una invitación a alinear nuestras prioridades de dentro hacia afuera. Con esta pausa, como muchos han subrayado, le estamos dando a la naturaleza un merecido descanso, y nos estamos dando cuenta que somos capaces de cambiar comportamientos, y corregir, si nos lo proponemos, el calentamiento global, la contaminación, el consumismo voraz y para el caso, la desigualdad, o cualquier otra dolencia social.

En esta crisis la oportunidad mas grande que tenemos es el conectar con nuestro potencial, y actuar consciente y responsablemente para ser nosotros paladines de solidaridad, compasión y valentía. Cada uno contamos. Será a partir de nuestras contribuciones individuales, que definiremos el rumbo de nuestro planeta.

Por Javier Careaga

lhp