Mesoamérica y El Caribe enfrentan el reto de la colaboración, cuando las formas diplomáticas políticas se realizan en forma diferente. Ahora, es necesaria la verificación y la constatación de la información como un elemento clave de cualquier estrategia y comunicación.
La razón mayor y urgente, el brote epidémico que con a la par de riesgos económicos globales han puesto en tensión al sistema internacional ante una causa global, la sobrevivencia. De la información, sistemas de comunicación y respuesta depende la contención y atención ante la pandemia COVID-19 en regiones interconectadas.
Ocurre en un momento político difícil, cuando está previsto que el 20 de marzo próximo se decida quién ocupará la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, OEA. Quizá será el primer reto que enfrente quien quede a cargo. El nivel de integración y ubicación geográfica le coloca responsabilidades adicionales ante la nueva coyuntura en diferentes dimensiones en un complejo momento global.
Los mecanismos de salud interamericanos y de cooperación política regional han venido coordinándose con las instancias de la Organización de las Naciones Unidas ante la pandemia, y la Organización Panamericana de Salud, el organismo internacional más antiguo del continente.
Los llamados públicos y medidas gubernamentales orientan a prevenir, cuando a la vez se atiende a los enfermos con las consecuentes implicaciones en el campo cotidiano. Se llama a la actuación de la población y a la comunicación intergubernamental para prepararse ante la expansión de la enfermedad en las Américas.
En el paso a las siguientes etapas de acción se espera que las capacidades institucionales públicas y privadas estén a la altura en el nivel local, mientras comienzan a surgir iniciativas políticas y necesidades de interlocución en el nuevo contexto internacional.
Cada colectivo, región y comunidad toma conciencia que después de los anuncios de fragilidades económicas, las medidas abarcan la convivencia en espacios abiertos, el flujo y actividades de personas que incluyen el lugar de trabajo, actividad académica, política y entretenimiento.
Cooperación y solidaridad son las actitudes más preciadas. Se ha dado antes ante los huracanes y desastres por razones climáticas, pero es la primera vez que todos están afectados en un corto período de tiempo, con la conciencia de que se requiere del otro, porque el fenómeno que lo impulsa no responde al comando humano.
La política está a prueba junto con la capacidad de respuesta solidaria y de cooperación fuera de las fronteras. Se trata de la cooperación transfronteriza, de la planeación global del transporte, bienes y servicios, de las comunicaciones globales. Representan un factor vital para que los desequilibrios se puedan compensar, porque los retos implican a todos.
Guadalupe González
dzd