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¡Es la comunicación, AMLO!

El Presidente persiste en comparar al movimiento feminista y a los opositores de sus políticas con golpistas

OPINIÓN

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Frente a los feminicidios de Ingrid y Fátima, el Presidente ha mostrado una total falta de empatía hacia las víctimas, que contrasta mucho con su marcado discurso humanitario en pro de los derechos de los delincuentes. En lugar de manifestar un mensaje solidario con las organizaciones feministas, que se han levantado en pie de lucha para demandar un alto a la violencia de género y apoyar la protesta #UnDíaSinNosotras del próximo 9 de marzo, el jefe del Estado mexicano optó por asumir su eterno rol de mártir y descalificar al movimiento de mujeres supuestamente por estar impulsado por la reacción conservadora que busca derrocarlo.

Lo cierto es que la única reacción ante las movilizaciones feministas se dio en la Cuarta Transformación, que al quedar rebasada por la alta convocatoria del paro de mujeres, al que se adhirieron figuras de izquierda, intentó sabotearlo con la torpe iniciativa denominada #NoAlParoNacional, al que se sumaron de inmediato mujeres del primer círculo del Presidente, entre ellas su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, a pesar de hacer el ridículo pues, horas antes se había unido al paro nacional, y su secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, que se aventó la puntada de proponer a cambio un paro de hombres, secundado únicamente por su esposo, John Ackerman.

Lo que no termina de entender AMLO es que, ante una atmósfera de violencia cargada de dinamita pura como la mexicana, su comunicación insensible y polarizante la está haciendo estallar, no se diga su inflamable política de austeridad, que ya ha hecho ignición en otros asuntos, por ejemplo, a mediados de 2019, campesinos de al menos 15 municipios de Guerrero retuvieron a alcaldes, soldados y servidores federales por los retrasos en la entrega de fertilizantes.

Pese a ello, el Presidente persiste en comparar al movimiento feminista y a los opositores de sus políticas, con golpistas, y, parafraseándolo, eso sí calienta, y puede calentar aún más los ánimos y desánimos sociales. Lo ocurrido en el Palacio de Justicia de Sonora podría ser apenas el prolegómeno de una explosiva primavera feminista, cuyos efectos apuntan a un irremediable desastre electoral para Morena en 2021, que le haría perder la mayoría en la Cámara de Diputados y retroceder en la mayoría de alcaldías y legislaturas locales obtenidas en 2018, lo que ha prendido las alertas entre sus militantes, pues sin el control de los órganos de fiscalización en los congresos federal y locales, podrían correr la misma suerte de Robespierre.

Tan se han dado cuenta de ello los morenistas que ante el declive en la popularidad de AMLO, personalidades como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, las diputadas de Morena en San Lázaro y hasta las secretarias de Defensa y Marina, terminaron apoyando el paro nacional de mujeres sin importar que fuera desestimado por su jefe político, una reacción que denota el fracaso de la comunicación presidencial basada en el complot y no en una agenda de género centrada en prevenir y erradicar la violencia contra la mujer.

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POR RUBÉN SALAZAR

DIRECTOR DE ETELLEKT

@ETELLEKT_

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