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Epidemias y tecnología

OPINIÓN

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El inicio de la segunda década del siglo XXI trae consigo una muy mala nueva, de la cual, a estas alturas, ya estamos todos enterados, y que afecta a una sola especie (aparentemente) de las que pueblan este planeta; la especie es, por supuesto, el ser humano, y el enemigo es un miserable virus: el 2019-nCoV. El terror que provoca es inconmensurable, sobre todo porque se trata de un ente que causa un nuevo padecimiento con una alta capacidad letal.

A estas alturas de la evolución de la epidemia con magnitud suficiente para convertirse en pandemia, si no es que ya lo es, lo que sabemos es que el causante es un coronavirus, mismo que pertenece a una amplia familia que, a su vez, infecta a diversas clases de animales y humanos.

La variedad de virus en cuestión está relacionada con otros dos coronavirus que han causado diversos brotes en años recientes: el SARS o síndrome respiratorio agudo severo, y el MERS o síndrome respiratorio del Medio Oriente.

Dado que la enfermedad se originó en la provincia de Wuhan, en China, el país más poblado del mundo, era de esperarse que el contagio llegara rápidamente a un gran número de personas.

Pero no es sólo por eso. La capacidad de viajar desde y hacia China de otras partes del mundo se ha incrementado de manera exponencial en los últimos años; es así que un brote que pudo haber sido controlado de manera temprana no lo fue debido a eso, aunque asimismo al silencio que guardaron las autoridades de aquel país, según se dice, para evitar el pánico.

Por otro lado, la tecnología que ha permitido que la gente se desplace a largas distancias con fines de turismo o de negocios, en forma de vuelos cada vez más frecuentes gracias a las nuevas aeronaves de gran aforo y alcance y a los enormes aeropuertos en varias urbes de la República Popular, es de algún modo promotora de la dispersión de la epidemia.

No obstante, la parte positiva de la tecnología es la que se refiere a su desarrollo para cuestiones de salud pública en todo el mundo, en especial en los países con mayor potencial económico, lo que ha permitido atender a los enfermos de manera más eficiente. El enorme hospital chino terminado en tiempo récord (sólo 10 días) es un ejemplo de ello.

Además, se supone que la confección de una vacuna contra esta nueva enfermedad tardará pocos meses, algo que todo el mundo espera, incluso el ridículo grupo que se opone a la vacunación; el miedo no anda en burro.

Algunas simples precauciones a seguir (OMS):

La enfermedad se transmite por medio de la tos y el estornudo, el contacto con personas enfermas, al tocar una superficie infectada y después la boca, nariz u ojos, en casos raros la contaminación fecal.

Se recomienda:

Técnicas básicas de higiene como el lavado de manos constante, mantenerse hidratado, evitar el contacto con enfermos, limpiar las superficies y toser en el brazo o en un pañuelo desechable. [nota_relacionada id=850962]

POR ENRIQUE GOLDBARD

MÉDICO

abr