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Los datos arrojan luz sobre el fenómeno de la violencia en contra de las mujeres y revelan que la impunidad es un factor todavía mas pernicioso que el neoliberalismo.

OPINIÓN

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Esta semana intelectuales orgánicos, burócratas y políticos culparon al neoliberalismo de la violencia feminicida.

La idea es baladí. El corpus académico que ha tratado de establecer una relación causal entre el neoliberalismo y el aumento en los índices delincuenciales ha fracasado rotundamente.

Al complementar los índices de libertad económica de la fundación Heritage con la tasa de homicidios de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, encontramos que los países que gozan de una mayor libertad son también los más seguros.

De acuerdo con estas mediciones, Hong Kong goza de la mayor libertad económica y tiene una tasa de homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes de 0.30.

México, que es considerado “moderadamente libre”, tuvo en el 2017 una tasa de asesinatos de 24.80 por cada 100 mil y Venezuela, que se encuentra al final de la lista en materia de libertades, tiene un índice de 56.33 por muertes violentas.

La evidencia empírica demuestra que la legalización del aborto –una medida liberal- y que ha empoderado a las mujeres en países civilizados, también trajo como consecuencia una reducción significativa de la actividad criminal.

Steven Levitt de la Universidad de Chicago y autor de Freakonomics demuestra que la delincuencia en Estados Unidos empezó a disminuir en 1991, 18 años después de Roe vs. Wade.

En el año 2000 -justo en el cenit de la larga noche neoliberal- la tasa de homicidios de mujeres en México era de 2.6 por cada 100 mil habitantes.

En 17 años se ha duplicado a 5.5, lo que contrasta con la tasa de asesinatos de hombres para ese mismo año que se sitúa en 45.8.

En estos años las muertes por armas de fuego ha aumentado considerablemente, pero la violencia en los hogares se ha mantenido, a las mujeres las matan en el seno familiar. En los estados más violentos, como Chihuahua y Guerrero, la tasa de defunciones violentas de mujeres, aumenta marcadamente.

Los datos arrojan luz sobre el fenómeno de la violencia en contra de las mujeres y revelan que la impunidad es un factor todavía mas pernicioso que el neoliberalismo.

De acuerdo con el índice de impunidad global, México se encuentra en el lugar 66 de 69 países que conforman el estudio. Robustecer el estado de derecho es el primer paso: el sistema de procuración de justicia debe emitir una amenaza creíble de que la comisión de delitos será castigada.

La violencia en contra de las mujeres se da en los hogares. Y es importante generar reglas del juego y un entramado institucional que castigue y convierta en parias sociales a los violentadores de mujeres, a la par de propiciar un cambio cultural que puede tomar lustros, pero tenemos que comenzar ahora. [nota_relacionada id=866436]

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

POLITÓLOGO

@AECHEGARAY1

abr