Haz tu denuncia aquí

The Devil Wears Prada no envejeció bien

A 14 años del estreno de la película, valoremos si la visionaria Anna Wintour merece ser llamada "el diablo", ¿Pasaría lo mismo si fuera un CEO exitoso?

OPINIÓN

·

Recuerdo como a uno de los mejores entrevistados que me han tocado a Robert Duffy, el descubridor de Marc Jacobs y cofundador de su marca. En el 84, Duffy buscaba un diseñador al cual encumbrar y fue a las graduaciones de diferentes escuelas de moda, y en la de Parsons encontró a Jacobs. Este, a su vez, encontró en él lo que Yves Saint Laurent en Pierre Bergé y Valentino en Giancarlo Giametti; un impulsor y encausador de su talento.

Duffy es brillante y su plática retrataba las épocas de la moda con una exactitud que era como estar en ellas. Te transportaba a los 80's, cuando el exceso comenzaba a caer, y a principios de los 90's, cuando la imperfección de Kate Moss y diseñadores como McQueen y Jacobs, con sus muy diferentes estéticas pero inspirados por la cultura de los clubs y sus asistentes, estaban próximos a reinar.

En su relato había alguien que, como nadie más, levantaba su pasión y respeto: Anna Wintour. Me contó cómo, cuando en el 92 destituyeron a Jacobs como director creativo de Perry Ellis por presentar una colección grunge que predecía una época y que ellos no entendieron, fue Wintour quien desde su primera edición como directora de Vogue entendió lo que venía, quien fue a su rescate y consiguió apoyo para posicionar a Jacobs con su propia marca. Duffy aseveraba que mucha gente de la industria no serían lo que son sin ella y ni siquiera NYFW lo sería, y es cierto, aunque la semana de la moda se remonta a los 40's ,no era relevante, fue a principios de los 90's que Wintour se juntó con Giuliani, el entonces alcalde de NY, para impulsarla. Duffy me decía: "Imagínate, tuvo que venir una inglesa a volver Nueva York una capital de la moda".

Wintour fue una de las grandes artífices de la conformación de la estética de los 90's y hasta hoy sigue sembrando logros en todos los ámbitos. Me parece irónico que uno de los testimonios más grandes que queden de ella en la memoria colectiva sea The Devil Wears Prada. A mi jamás me gustó la película, que tiene bastantes diferencias con el libro y situaciones agregadas para acercarse más a una comedia romántica en la que ni el novio, ni los amigos comprenden el demandante nuevo trabajo de la protagonista.

El libro, sin embargo, es un buen recuento más realista de la experiencia de un primer puesto en un mundo interesante. La película quedará dentro de la cultura pop y a los que trabajamos en editorial nos preguntarán por siempre "¿y tienes un clóset como el de la película?" Siento decepcionarlos pero no, aunque si me dieran un dólar por cada vez que me lo preguntan, probablemente lo tendría. Pero aquí la cuestión es la mirada laboral que da de la industria.

El libro salió en 2003 y la película en 2006, ¿cuánta diferencia hacen estos años? Yo esperaría que mucha y que en una era en la que tanto se lucha por las mujeres y en que el Me Too ha sido tan relevante, dejáramos de calificar a una triunfadora como "el diablo".

Muchas cosas no envejecen bien, y espero que el no apoyar a mujeres agentes de cambio en puestos importantes y exigentes, sea una de ellas. Espero que Wintour no sea recordada como "el diablo", sino como Duffy y tantos otros lo hacen.

[nota_relacionada id=871603]

POR ARIADNE GRANT

ARIADNEG@HOTMAIL.COM

@ARIADNEGRANT

eadp