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A pesar del furor que ha causado la victoria de Sanders en el electorado progresista estadounidense, la posibilidad de ganarle a Trump es nula

OPINIÓN

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En 1972, cuando se hizo el primer levantamiento de la General Social Survey (GSS), auspiciada por la Universidad de Chicago, más de 70 por ciento de los estadounidenses se oponía a que un comunista fuera profesor universitario.

Ahora, están por elegir a uno como candidato a la Presidencia. Bernie Sanders es el virtual candidato del Partido Demócrata.

En el Caucus de Iowa, en medio de inconsistencias en la presentación de resultados confiables, Sanders perdió por un delegado frente a Pete Buttigieg. Pero triunfó en las primarias de New Hampshire.

Históricamente, salvo en cuatro ocasiones (Sanders, incluido en 2016), quien ha ganado el primer supermartes del año ha obtenido el ticket presidencial de los demócratas.

A pesar del furor que ha causado la victoria de Sanders en el electorado progresista estadounidense, la posibilidad de obtener un triunfo frente a Trump es prácticamente nula.

Aunque las ocho principales encuestas a nivel nacional sitúan a Sanders adelante, con un diferencial promedio de 4.5 puntos porcentuales, mis colegas estadounidenses comentan que muy probablemente los encuestados no están revelando sus preferencias porque no es políticamente correcto apoyar al Presidente actual.

De nuevo, pareciera que el poder predictor de los casinos es mucho más poderoso que el de las casas encuestadoras.

Los corredores de apuestas han fijado los momios a favor de Trump en -180 y +350 para Sanders. Esto significa que si se apuestan 100 dólares, el ganador recibiría una ganancia de 55; pero si se apostaran esos mismos 100 dólares a favor de Sanders, se obtendrían 350: sólo le dan 22 por ciento de probabilidades de éxito.

Es muy difícil que Sanders derrote a Trump. El Partido Demócrata necesita un candidato que sea atractivo para una parte significativa de votantes. Si el electorado se modela como una campana, los políticos racionales tendrían que ir en búsqueda del elector mediano.

Los demócratas tendrían que elegir a un candidato que apele a los independientes, a los republicanos moderados y a las mujeres de los suburbios. Estos votantes ya fueron alienados por Hillary Clinton en las pasadas elecciones, con resultados funestos para los demócratas.

Una de las mayores preocupaciones de los estadounidenses es que Trump está dividendo al país. Por ende, la estrategia ganadora será la que promueva la inclusión y la unidad nacional.

Un candidato que se haya conducido con probidad, honestidad e integridad y un pragmático en materia de políticas públicas.

Con propuestas sensatas a los problemas que son relevantes para los individuos, como la salud y la generación de empleos.

Que no polarice aún más, frente a quien se ha dedicado a dividir y a exacerbar las diferencias.

A quien ha sembrado el odio y tomado el racismo y la discriminación como bandera, es necesario combatirlo con un llamado a la reconciliación y no otro grito que ahonde la grieta de la alteridad. [nota_relacionada id=861165]

POR ALEJANDRO ECHEGARAY

POLITÓLOGO

@AECHEGARAY1

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