DESDE AFUERA

EEUU: El enemigo en el espejo

La división es justamente el sentimiento que hoy promueve y explota el presidente Donald Trump

OPINIÓN

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José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Los votantes estadounidenses ahora se consideran unos a otros como un enemigo más grande que Rusia o Corea del Norte y tan peligrosos como China.

De hecho, consideran que sus adversarios políticos, no los externos, son sus principales enemigos, en una polarización que recuerda las secuelas de la Guerra Civil de 1861-65 y quizás pueda ser vista como el más reciente capítulo de ese inconcluso conflicto de la historia estadounidense.

Al menos ese es el sentido de una de las más recientes encuestas de la empresa Rasmussen Reports, de tendencia republicana y que usa entrevistas telefónicas y en línea, y al margen de otra cosa agregó nueva evidencia de la profunda división política en este país.

Es justamente el sentimiento que hoy promueve y explota el presidente Donald Trump para cuestionar los resultados de la elección del 3 de noviembre pasado y afirmar que es víctima de un fraude de proporciones gigantescas.

Según Rasmussen, 24 por ciento de los probables votantes estadounidenses piensan que los partidarios del demócrata Joe Biden son el mayor enemigo de Estados Unidos. Un porcentaje similar (24 por ciento) vio a China como el enemigo número uno.

Pero 22 por ciento consideró a los votantes de Trump como el mayor enemigo, mientras que 10 por ciento ve a Rusia y siete por ciento a Corea del Norte como la mayor amenaza para Estados Unidos. 

Una inmersión más profunda encuentra que 37 por ciento de los republicanos sienten que los votantes de Biden son el mayor enemigo, sólo superando a 34 por ciento que siente lo mismo por China. 35 por ciento de los demócratas creen que los votantes de Trump son la mayor amenaza, muy por encima del peligro que representan todos los demás.

Los votantes no afiliados a ninguno de los partidos principales califican a China, a los votantes de Biden y a los votantes de Trump como amenazas.

En buena medida, la animadversión de ahora incluye patrones similares a los que llevaron a la Guerra Civil, los que quedaron sin resolver del todo con la victoria del Norte y el rejuego político posterior que creó el mito de "la causa perdida" y una subcultura que glorifica a la confederación separatista como defensora de los derechos de soberanía estatal y una forma de vida gentil y caballeresca.

Lo que no incluyen en sus recuerdos es que esa forma de vida y su economía se basaban en la esclavitud y que el rejuego político de la posguerra llevó a la aún recordada elección de 1876 y el compromiso que permitió a los estados del sur detener un proceso de integración racial forzada y posponer por un siglo el reconocimiento de los derechos civiles de los afroestadounidenses.

Ahora hay que agregar resentimientos sociales y económicos, que se reflejan en la xenofobia y el nacionalismo exacerbado de una parte de la población, incluida en los 72 millones de estadounidenses que votaron por Trump.

Biden ganó, pero se sacó la rifa del tigre.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1