La encerrona

México, entre Dinamarca y Venezuela

Al gobierno cuatroteísta se le habrá de medir por lo que hace con los recursos que tiene, con las características propias de nuestro Estado

México, entre Dinamarca y Venezuela
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Se dice que las comparaciones nunca son buenas. Esto obedece a factores y contextos propios de aquellos a quienes se les compara. En este caso, la comparación es de México con Dinamarca, y es que este primero de diciembre nos despertamos con los dos años de la 4T al frente del gobierno mexicano y con las críticas de que aún no tenemos un sistema de Salud como el del país nórdico, ya que el presidente dijo que para esta fecha en esto nos habríamos de convertir. No sucedió, qué raro, ¿no? 

Siguiendo con las comparaciones, durante la campaña presidencial de 2018 y posterior al triunfo de López Obrador, la oposición y aquellos que votaron por alguien más advertían que con AMLO el país se convertiría en “Venezuela del Norte”, aludiendo al tipo de gobierno que podría llegarse a dar en nuestro país, el parangón entre la ideología de sus respectivos dirigentes y el debilitamiento institucional para dar como resultado un país empobrecido en casi todos sus ámbitos, descontento social y el señalamiento de la comunidad internacional por sus prácticas antidemocráticas.

Ahora bien, al día de hoy no somos Dinamarca, pero tampoco Venezuela. Sin embargo cabe el cuestionamiento de a cuál de estos países nos parecemos más. La respuesta podría parecer obvia por el contexto histórico latinoamericano, pero va más allá, ¿con el gobierno de la 4T a qué país nos acercaremos más cuando el sexenio termine? No lo sabemos a ciencia cierta, pero todo indica que nos aproximamos más a un país con una administración pública devastada y unas instituciones que quedarán en los huesos, tal como pasa en Venezuela. 

Y no, no tenemos ni el sistema danés de salud, ni su cultura, ni su sociedad, ni su sistema de gobierno, ni, por supuesto, sus políticos, mucho menos una tributación adecuada para sostener un sistema de salud de dichas magnitudes. Mientras que en esta nación cuentan con 4.4 médicos por cada 1,000 habitantes, en México solo es de 0.9 por la misma cantidad de ciudadanos (al inicio de la administración el porcentaje era de 2.1); mientras en Dinamarca la tributación es progresiva, es decir, paga más quienes más ganan, se llega a recaudar más del 50 % de impuestos -mismos que se ven reflejados en los servicios brindados por el Estado-, en México apenas se supera el 16 % en relación al PIB. De esta manera, simplemente no se alcanzará el nivel de vida de los daneses.

Así pues, más allá de los paralelismos, dimes y diretes o filias y fobias, lo que tenemos hoy es un país que no es Dinamarca ni Venezuela, es México y actualmente no se encuentra nada bien. Al gobierno cuatroteísta se le habrá de medir por lo que hace con los recursos que tiene, con las características propias de nuestro Estado, sin los extremismos de las nefastas comparaciones. Ante esta situación, la evaluación de este gobierno no es ni será positiva, los contagios por covid-19 sobrepasan los 100,000 y, según los expertos vienen tiempos peores, la crisis económica se dejará sentir con más rigor en el 2021 y no hay ningún plan para mitigarla. En fin, México seguirá estando muy lejos de Dios, de Dinamarca e incluso, de Venezuela y toda Latinoamérica.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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